Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Sentido único

¿No pretenderá nadie que nosotros nos indignemos con Carmena por algo que pasmó a Dante?

El Ayuntamiento de Madrid ha puesto calles de sentido único peatonal y ha enrabietado a mucha gente. Lo comprendo, pero, como ayer decía que contra Podemos lo mejor es no hacer aspavientos, yo me pondré muy razonable.

Cualquier restricción a la libertad debe escocernos siempre, pues es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos y con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar, pero este escándalo no va simétrico con tantos otros asaltos actuales a la libertad individual. Los guardianes de lo políticamente correcto nos quieren obligar a circular en sentido único y en fila india por los anchos campos del pensamiento y los vigilantes del lenguaje de género no nos dejan ni hablar en paz. Son ataques peores a la libertad que lo de Carmena en dos calles en Madrid.

Porque Carmena tiene una coartada utilitaria: ordenar el tráfico. En el rodado, nos llenan de contramanos y obligaciones y nadie dice ni mu ni toca el claxon. Cierto que el peatón parecía el último hombre libre de la ciudad, y choca más, pero ya andaba sometido al código de circulación. Por otra parte, hay un majestuoso precedente histórico. Dante lo cuenta: en el jubileo del año 1300, fue tal la afluencia de peregrinos a Roma que, en el puente de Sant'Angelo, hubo que arbitrar esta medida del sentido único. Él se encuentra el mismo sistema, sospechosamente, en el Infierno, pero ¿no pretenderán ustedes que yo me indigne con Carmena por algo que pasmó a Dante?

Aunque una diferencia me lleva directo a la reflexión final. En Madrid, es la peregrinación al nuevo dios del consumo lo que genera tales aglomeraciones en las calles comerciales. Y ahí, sin escándalos, con una leve ironía, es donde hay que ver al ayuntamiento podemita de Carmena. Restringiendo la libertad de los peatones, siendo ellos tan filo-ácratas, y haciéndolo para mayor gloria del capitalismo salvaje y del consumismo desbocado.

Hay muchos rebeldes dispuestos a atravesar la calle Preciados en sentido contrario. Resultaría más rebelde aún huir de las aglomeraciones, no consumirse en el consumo e irse al monte o quedarse en casa. La libertad, tal y como están las cosas, se defiende mejor saliéndose por la tangente. Se escaparía uno tanto del consumismo de la aglomeración capitalista como del estatismo socialista de la imposición. Se matarían (con perdón) dos pájaros (disculpen) de un tiro (certero).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios