tribuna libre

Antonio / Mariscal / Trujillo /

The Halloween, los Tosantos y el Día de los Difuntos

EN los últimos años estamos asistiendo a un fenómeno que cada vez está calando con más fuerza en nuestro país, sobre todo entre los jóvenes. Fenómeno propiciado acaso por un claro snobismo de la juventud y, por la influencia que ejerce entre ella todo lo anglosajón. La verdad es que nos asombra ver cómo en la mayor parte de los colegios se promociona esta costumbre foránea entre los pequeños, olvidando acaso las tradiciones ancestrales de nuestro pueblo en estos días de primeros de noviembre.

Tanto en España como en la mayoría de los países de tradición católica, las fiestas profanas con disfraces quedaban encajadas exclusivamente en las de carnaval. No ocurre así en los países de cultura anglosajona, los cuales no poseen esta tradición.

En Andalucía y en Jerez concretamente, la festividad de Todos los Santos, popularmente conocida como "tosantos", fue siempre una tradición familiar en la que su principal protagonista era la fruta. Era la fiesta de todos, los presentes y los que se habían ido para siempre, por ello nos regalábamos frutas, siendo las castañas y las nueces las que nunca podían faltar en la mesa familiar. Los membrillos en compota, o bien vaciados su corazón y rellenos de azúcar y canela y asados al rescoldo de carbón del anafe; los boniatos asados de igual manera, así como las granadas y las "poleás", llenaban de sabor y color aquellas modestas mesas en día tan señalado como el de Todos los Santos. Tanto ese día como al siguiente era obligado (y sigue siendo para mucha gente) la visita al cementerio con la consiguiente limpieza y adorno floral de las tumbas donde descansan los restos de los seres queridos. Y eso sí, la misa del día de los difuntos era algo preceptivo, incluso para aquellas personas que no iban en todo el resto del año a la iglesia.

En otros lugares como en Cádiz, los numerosos y coloridos puestos de frutas colocados artísticamente ante de su Catedral, siguen todavía llenando de jolgorio y bonita tradición esta fiesta. Si nos trasladamos a la Mancha, por ejemplo, en muchos de sus pueblos y ciudades se celebra una misa al aire libre en los cementerios, a los que acuden todos para oírla al pie de las tumbas de sus familiares difuntos, y donde al terminar se sacan alimentos que son consumidos allí mismo, como queriendo compartir ese día la mesa con aquellos que un día se fueron.

Algo parecido ocurría tradicionalmente en Arcos de la Frontera, ciudad en la que la mayoría de sus habitantes iban, como en una especie de romería, al cementerio con sus cestas de comida para, allí o en sus alrededores, dar cuenta de su contenido. Mientras en sus casas dejaban ese día un melón que había sido vaciado y al que se habían taladrado unos ojos y una boca por los que salía la luz de una vela encendida en su interior.

En muchos pueblos Extremadura, el melón era sustituido por una sandía, también vaciada y taladrada para que pareciera una calavera que, con su correspondiente vela encendida, era sacada por la noche en fantasmagórica procesión por las calles de dichos pueblos, a la vez que se entonaban cánticos relacionados con la muerte. Por su antigüedad pienso que lo de la calabaza del halloween puede provenir de esto, nunca al contrario

Y así podríamos estar relatando centenares de costumbres ancestrales con las que la gente de toda la geografía española conmemoraba el día de difuntos. Y ello es lo que se debería conservar, mejor que adquirir costumbres foráneas que nada tienen que ver con nuestra cultura, pues para disfraces es mucho mejor algo propio como es el Carnaval. Y que conste que me hacen mucha gracia los niños disfrazados y pidiendo caramelos.

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