Las confusas aguas de las torrenteras mezclan el líquido elemento con sedimentos y barro arrastrando objetos peligrosos. Del mismo modo, las confusiones interesadas en la vida y en la política son el caldo de cultivo de peligrosas corruptelas. La democracia, sus controles y equilibrios de poder, pretende filtrar esas aguas turbias.

En Jerez asistimos a otro episodio de cinismo político. El candidato de la oposición para las próximas elecciones municipales, tras su puesta de largo, en Granada, no ha dudado en fotografiarse en la convención de su partido, en Sevilla, con el Secretario de Estado de Hacienda, anunciando que, en dicha convención, ha mantenido una reunión con el Ministro Montoro para "conocer cuál es la situación económica real del Ayuntamiento …" y, para que el Ministro le indique "…la mejor manera de reconducir la situación…", lo cual no deja de resultar curioso para un candidato . Con la sinfonía de confusiones olvidan los señores de Hacienda, el Ministro y el candidato, que, parte de ese retraso en el pago, puede que tenga que ver con facturas comprometidas por el anterior Ayuntamiento del PP.

De aguas turbias hablamos cuando el candidato del PP y los responsables de ADIF ahora se comprometen a construir los 3 apeaderos (Palos Blanco, González Hontoria y Guadalcacín) cuya reivindicación ignoró dicho organismo público durante años, obviando la petición realizada por los Plenos de Jerez, Guadalcacín y la Diputación Provincial.

Confundir escenario partidista y guión público es un acto de deslealtad con la ciudad; que Ministros, Jueces, Parlamentarios o Concejales, enturbien con intereses de partido los intereses generales es un acto de deslealtad con la democracia. Quizás el tema de lealtad institucional debía incluirse, como materia obligatoria, en esos masters que les regalan.

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