LOS que recelan del servicio que presta el SAS en Urgencias Pediátricas es que no lo conocen, porque si les toca pasar por el hospital un día como el pasado 24-D, lo ponen a parir directamente. Con un bebé enfermo y sin saber qué hacer, los más pacientes acaban de los nervios cuando ven pasar las horas sin que les atiendan. Y llegar a cabrearse es lo mínimo que puede pasar cuando la salud de los tuyos está en juego y no es un especialista quien los observa, sino un médico generalista que hace lo que puede para capear el temporal sin dejar al enfermo peor de lo que llegó a Urgencias. Es como si a un adulto con una fractura en la pierna lo pusieran en manos de un veterinario por falta de traumatólogos. ¿Así funcionan las cosas en esta Andalucía que los políticos dicen haber llevado al máximo? Lo peor es que antes de tomar medidas o dimitir de manera irrevocable, los más listos del patio disimulan y presumen de la segunda modernización cuando aún resta concluir la primera. Seguro que los gobernantes no hacen cola.