Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Vaya cuadro

Cuatro escenarios para entender un país: la condena al PP, Cataluña, el chalet y un ex alcalde entrando en Cáritas

Cuatro escenarios, cuatro historias protagonistas para dibujar un cuadro que representa nuestro pasado y nuestro presente. De un lado, el Partido Popular, que vive el que quizá es el momento más delicado desde su fundación. La sentencia de Gürtel le asoma al precipicio y aún quedan piezas que le pueden acabar dando el empujón final al vacío. Sucedió a finales de los ochenta con la Filesa del PSOE, que acabaría arrastrando a este partido hasta perder el poder y vuelve a suceder ahora con unas siglas que llevan meses, años, vinculándose a casos de corrupción. Pero ya no son denuncias, opiniones o habladurías. Ahora hay sentencia. Y la Ley debe ser sagrada para todos. ¿Creará tendencia (o jurisprudencia) esta decisión de la Audiencia Nacional en los juicios pendientes por otras piezas de la Gürtel como la de Jerez en Fitur 2004? Aún no existe fecha para la vista oral que deberá juzgar a los cabecillas de la trama y a cinco técnicos del Ayuntamiento de Jerez. La ex alcaldesa María José García-Pelayo quedó fuera en 2016 de una causa que puede cerrarse por prescripción pero el daño a la imagen del PP que este caso está produciendo le va a poner más difícil la campaña a su sucesor, Antonio Saldaña.

El segundo escenario está en Cataluña y en los próximos días se vinculará al primero. El papel de los independentistas en medio de la crisis que tiene abierta el Gobierno de Rajoy tras la condena de Gürtel, y sus posibles alianzas con socialistas, incluso indeseadas, para desalojarle de la Moncloa, puede ser el último argumento de los populares para mantenerse en el poder. Los socialistas habrán de hilar muy fino para llegar a las próximas elecciones municipales sin regalos envenenados ni lastres incómodos. Y Ciudadanos, a quien tan bien le van las encuestas, habrá de elegir entre susto o muerte.

Tercer escenario. Quienes han sido el látigo contra la corrupción y contra las formas de lo que llaman la casta han escupido hacia el cielo al endosarle sus contradicciones a la militancia. La compra de un chalet por parte de Iglesias y Montero, rostros visibles de Podemos, y el posterior referéndum para valorar su legitimidad son un negocio ruinoso para esta formación. Nada que ganar y mucho que perder pase lo que pase en ese plebiscito digital. Si lo ganan, habrán legitimado muchas de las prácticas que reprochaban; si lo pierden, se tendrán que ir. Y en cualquier caso, se ha creado una división interna en lo que -vuelve a quedar demostrado- no es sino una confluencia de intereses de colectivos cabreados con el sistema.

Y cuatro. Un ex regidor local condenado y actualmente en tercer grado, que vivió los tiempos de las vacas gordas, vino y rosas, y que acaparó todo el poder posible en los tiempos en que un alcalde mandaba más que un ministro, entra en Cáritas como abogado de los pobres. No ha podido elegir Pedro Pacheco mejor institución que la oenegé de la Iglesia católica para prestar servicio a una sociedad con la que la Justicia decretó estar en deuda. Esta última imagen, la de Pacheco entrando por la puerta de Cáritas por la mañana, es un símbolo de lo que todos somos al final y, por qué no, es la esperanza para el cuadro terrible de este país.

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