MIENTRAS simulan negociar un pacto andaluz contra la crisis -y ya preparan sus argumentos para culparse mutuamente del fracaso de esas negociaciones-, PSOE y PP se lanzan denuncias de corrupción más o menos fundamentadas cuyo objetivo final, cuando no exclusivo, es desgastar al contrario. Vuelve el "y tú más" como excrecencia suprema del debate (?) político. Como en los peores tiempos.

En sólo una semana ha salido de los aparatos de los dos partidos tal cantidad de bilis que no hay cuerpo -electoral- que la aguante y la asimile. Bilis que ha solidificado en un batiburrillo de delitos imputados y presuntos, comisiones de investigación y contratas a condenados por la Justicia, acusaciones de cohecho y sueldos millonarios en tiempos de penuria... Resumen de lo publicado: el PP exige tres comisiones de investigación parlamentaria (sobre corrupción urbanística en Ohanes, facturas falsas en el Ayuntamiento de Baena, parte de cuyo dinero se ha gastado en puticlubs, adjudicación de stands en Fitur a un empresario malversador); el PSOE registra en el Parlamento una petición a la Cámara de Cuentas para que aclare los contratos que el PP andaluz firmó con una de las empresas de los conseguidores investigados por la Audiencia Nacional, demanda una auditoría externa sobre los contratos irregulares y blindados de noventa personas y empresas por el Ayuntamiento de Málaga y se acuerda de que el alcalde de Huelva gana más que el presidente del Gobierno, a lo que el PP replica con el sueldazo que el PSOE ha dado en una empresa pública a su secretario general en Marbella. Y en el mismo lote entran Alhaurín, otra vez Marbella y todo lo que se menee...

¿Qué esperan conseguir con este esparcimiento general de mierda? Por supuesto, el descrédito del adversario y su identificación con la corrupción. ¿Qué van a conseguir, si no lo han conseguido ya? Yo se lo diré: el descrédito de la política, el desprestigio de las instituciones democráticas y la deslegitimación de todos los que se dedican a esta noble actividad del servicio público. Porque no pueden ser tan ilusos como para pensar que los ciudadanos van a pararse a distinguir la paja del grano cuando ellos mismos se limitan a denostar a los sinvergüenzas ajenos y proteger a los sinvergüenzas propios, que los hay naturalmente.

Con la dialéctica del "y tú más" están resucitando la vieja idea del franquismo de que todo el que se dedica a la política es para trincar todo lo que pueda y mientras pueda y están enlodando a cientos de miles de alcaldes, concejales, consejeros y militantes abnegados y honrados. La inmensa mayoría, diría yo, a la que salpica una porquería que se propaga indiscriminadamente por quienes deberían ser los más interesados en discriminarla.

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