Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Cuando tenga 64 años

La mayoría quiere dejar de trabajar a los 61, pero los encuestados están corroídos por el optimismo

Ahí estaba, viéndolas venir un día más, sin tan siquiera cambiar las hojas del calendario, cuajándose ya para siempre en algún lugar de las vacaciones de septiembre, escuchando en la radio noticias como la de una anciana muerta en el incendio de su casa sola y en tinieblas después de que la compañía le cortara la electricidad por no pagar el recibo, justo cuarenta años después de la reforma política con la que el país cambió dictadura por democracia, y como la del informe de la fundación de una poderosa corporación financiera que dice que la mayoría quiere dejar de trabajar a los 61 y saber más de la pensión de la que van a disfrutar a partir de esa edad, lo que hizo que el mecanismo facial del oyente, con la taza de café en una mano y la otra ocupada en aliviar los picores matinales y despejar las musarañas que arrastraba del último sueño, se resintiera con una mueca indefinida al dudar entre reflejar un sordo dolor, el primer ataque de furia del día o el temor por el futuro propio, y se dijo que no, que va a ser que no, que no habrá descanso a esa edad y que las respuestas de los encuestados para elaborar el informe de la fundación de la poderosa corporación financiera, si es que existían, estaban, una vez más, corroídas por el optimismo, expresadas desde la fútil creencia de que de ellos y sólo de ellos dependen sus propias expectativas, como si la herida del tiempo tuviera cura o alivio doméstico, cuando lo que parece que ocurre es que para ir tirando, pensó el hombre que ya no escuchaba la salmodia de la emisora y contemplaba por la ventana el inicio de otro día, se echa mano de la costumbre y se adapta uno a lo que sea como hacen los indigentes las noches de invierno con una manta húmeda, vieja y raída soñando un calor imposible, para intentar no congelarnos con la fría intemperie de la vida…

Entonces apagó la radio para que las noticias dejaran de helarle el ánimo desde primeras horas de la mañana y posó la aguja sobre el vinilo y los Beatles empezaron a cantar eso de "Cuando envejezca y pierda mi pelo, dentro de muchos años ¿Aún me mandarás una tarjeta de San Valentín, una felicitación de cumpleaños o una botella de vino? (...) ¿Me necesitarás, me alimentarás cuando tenga 64 años? (...) Tú también serás más vieja y si dices la palabra, podría quedarme contigo. (...) Deberemos ahorrar. (...) Mía para siempre".

Y se dijo que trabajando o jubilado con eso será más que suficiente.

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