Canta Carlos Gardel en su tango que 'veinte años no es nada', y ¿cincuenta? Pues sí, son muchos, precisamente el tiempo que lleva trabajando en Jerez una institución tan emblemática como la Cátedra de Flamencología. Desgraciadamente en esta ciudad no se valora lo que representa este colectivo y la labor tan amplia que ha desarrollado durante todo este tiempo por y para el flamenco. Ahí está, olvidada en un viejo cuarto del Palacio Pemartín cargado de recuerdos y con verdaderos tesoros (como cintas casettes, libros, cuadros...) apilados como si un desván se tratase. Ahora que se habla tanto del proyecto Jerez 2013, de la Ciudad del Flamenco, y que se pretende impulsar instituciones para fomentar esta virtud netamente jerezana, mejor sería que cuidasen lo que hay y no quede olvidada como si de un viejo mueble se tratase. Valga el símil, su hija, la ciudad Jerez, no quiere complicaciones con ese padre viejecito, al que prefiere recluir en un Geriátrico antes que dar la vida por él. Ayer, todo fue precioso: Políticos, fotos, abrazos, propuestas...¡Cómo me gusta la entrega de los Premios Nacionales del Flamenco y la Copa Jerez!, dirían algunos, pero sólo para aprovechar el momento y ser portada de periódicos y televisiones al día siguiente. La realidad, en cambio, es que la Cátedra lleva conmemorando desde principios de año su Cincuentenario, todo un privilegio, y desgraciadamente la mayoría de sus actos no han contado ni con el apoyo del pueblo de Jerez (algunos afortunadamente sí reconocen el valor y el trabajo de Juan de la Plata y sus colaboradores) ni con el aliento del político de turno. Pese a todo, mil gracias Cátedra.