Alejandro Daroca / Adaroca@nortideas.com

El ascenso de don Juan del Río, obispo

Desde la Castellana

EN sus ocho años de ejecutoria al frente del Obispado de Jerez, no pude tener una charla personal e íntima con él. Pero esa circunstancia no obsta para reconocer una fructífera y tranquila labor diocesana en todos los órdenes. Es difícil encontrar comentarios adversos o críticas negativas en ningún sector de los que tienen o han tenido relaciones directas con el Obispado. Juan del Río Martín se ha ido de Jerez a altas esferas de la jerarquía eclesiástica por méritos propios y porque esta jerarquía ha demostrado a lo largo de los tiempos saber muy bien a quién asciende y a qué cargos. Dijo Juan del Río en Madrid que este ascenso se lo debía a la Divina Providencia. Siento no estar de acuerdo con este detalle de humildad, sino más bien fijarme en los buenos criterios del Nuncio Monteiro de Castro y del Arzobispo de Sevilla, Cardenal Amigo, quienes sin duda habrán valorado sus dotes de diálogo, sus conocimientos teológicos y sus cualidades de conciliación y no intromisión desmesurada en los asuntos del poder civil.

"Medio Jerez", como se suele decir en las crónicas mundanas, estuvo la semana pasada en Madrid para acompañar a don Juan del Río en la toma de posesión de Cátedra y Báculo como Arzobispo Castrense de España. Y he podido leer multitud de comentarios de beneplácito y felicitaciones hacia su personalidad y buen hacer al frente de un rincón religioso de España que ha demostrado su sentir religioso y su devoción católica, a pesar de las contadas divergencias en alguna parroquia, a pesar de la pobreza imperante en esa zona y a pesar del paro crítico en el mundo laboral de la provincia, como uno de los síntomas más demostrativos del retraso social en el desarrollo de la vida personal y familiar de los miembros católicos de esa colectividad.

¿Y a quién nos van a nombrar Obispo de nuestra Diócesis? ¿Por qué este ascenso de don Juan del Río? La jerarquía sabrá de buena mano la calificación e idoneidad de los aspirantes, que deben ser más de uno. Pero soy lego en la materia y desconozco quién o quiénes están en las listas. Lo que sí me han contado es que este ascenso de don Juan a la categoría de arzobispo le posibilita en gran medida, por edad y por méritos, para aspirar seriamente a la sustitución del Cardenal Amigo como arzobispo de Sevilla, cuando su jubilación llegue a término. Ya le nombrarán cardenal cuando sea menester, pero no podría ser mejor el rumor, casi sin fundamento, de lo que cuento, porque sería muy bien venido, dentro de unos años, que don Juan del Río ocupara el asiento cardenalicio de Sevilla. Su buena ejecutoria en Jerez, su ascenso ahora, su impecable labor al frente de la Secretaría de Comunicación de la Conferencia Episcopal en los últimos años y conocedor de la idiosincrasia del catolicismo en la tierra de María Santísima, hacen que el rumor tenga algo más de fundamento.

Prudencia, moderación y conocimientos. Y sobre todo humildad: "He recibido de todos mis diocesanos más de lo que yo haya podido dar o hacer. Gracias, Jerez" fueron algunas de sus palabras. Y Jerez siempre le estará agradecido.

adaroca@nortideas.com

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