Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Dice Paco Camas, el delegado de Dinamización Cultural, o sea, lo que viene siendo el concejal de Cultura toda la vida, que quien organice una zambomba "auténtica" y "por derecho" no ha de temer que llegue la Policía y se la cierre. Como ya se ha contado, un bando municipal ha puesto este año un límite horario a las zambombas que se celebren en las vías públicas, tratando de poner coto con ello al absoluto desmadre que se ha vivido en los últimos años en torno a esta fiesta que, ahora, es además bien de interés cultural (BIC). El problema estriba en saber qué es una zambomba "auténtica". Mucho más difícil se nos antoja comprender qué es una zambomba "por derecho". ¿Nos referimos a un asunto relacionado con la música exclusivamente? ¿A los intérpretes, instrumentos, decoración, menús...? ¿Cuál es el canon auténtico? ¿O sólo basta con que la música no esté muy alta? En la declaración de BIC se define qué es una zambomba, pero la puesta en escena es tan variopinta que podría decirse que hay diferentes niveles de zambomba.

Nadie podrá discutir el mamarracho que suponen esas fiestas a modo de discoteca disfrazadas de zambomba por el goloso tirón comercial que tiene esta palabra. Pero, claro, lo auténtico...

Sucede algo parecido con los mostos. Ahora que ha llegado el frío es otro reclamo para atraer clientes. Y surgen banderas rojas en los bares como setas (dentro de poco las veremos hasta en los Burger King). Ventas o garajes donde hace años se podía beber un mosto 'auténtico' acompañado de aceitunas y, todo lo más, alguna chacina, se han convertido en verdaderos restaurantes de cuatro tenedores en los que de la morcilla se pasó al pollo y de éste al chuletón de retinto y a la deconstrucción más vanguardista; del columpio herrumbroso y los animales al aire libre correteando al castillo hinchable para los niños con animadores disfrazados de animales. Pero, ¿qué es un mosto 'auténtico'? Volvemos a lo mismo: ¿dónde está escrito el canon necesario para otorgarle tal consideración?

Son sólo dos ejemplos, pero si nos ponemos a pensar, todo a nuestro alrededor es susceptible de este debate. Tabancos auténticos, pestiños auténticos, casetas de feria auténticas, flamenco auténtico...

Hasta los políticos. ¿Quedan políticos auténticos? Entendiendo como tales a aquellos que practican la política por auténtica vocación, pensando en el servicio que pueden prestar a la sociedad más que en sí mismos o el partido al que pertenecen. Cuando un político olvida la responsabilidad pública a la que se debe, deja de ser auténtico. Y desgraciadamente esto lo estamos viendo cada día más en diferentes ámbitos en los que se ejerce la política. No existen ni el diálogo ni la negociación, se usan discursos inamovibles y no se escucha al otro porque lo que se desea es su destrucción por encima de todo. Porque si tuviéramos políticos auténticos y, sobre todo, que fueran "por derecho", ¿estaríamos pasando, por ejemplo, por la situación de paralización que sufre el Ayuntamiento de Jerez?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios