CON MALA UVAla columna

Bernardo Palomo

La bota de los turbiosLoteras

La asociación de vecinos Palos Blancos, que agrupa a diversas urbanizaciones de la zona de Hipercor, organizó a mediodía de ayer una fiesta infantil con payasos que hizo las delicias de los más pequeños. El reparto de globos y de diversos obsequios fueron los momentos más esperados por muchos de los asistentes al encuentro lúdico organizado por uno de los colectivos vecinales más activos de Jerez. / J. CARLOS TORO.

El otro día viendo las consabidas imágenes de los felices agraciados con los premios de la lotería -tengo cincuenta y un años y he visto lo mismo durante cuarenta y seis, los otros cinco no había, todavía, televisión- pensé que, ahora sí que era verdad eso de que los tiempos habían cambiado. Lo afirmo por lo siguiente. Antes, durante toda la vida, las loteras -siempre los regentes de las administraciones de loterías, eran loteras y loteras maduritas-, para el día del sorteo, y por lo que pudiera pasar, iban a la peluquería y se hacían la permanente para salir, primero en las fotos de los periódicos y más tarde en las televisiones, que la suerte es muy caprichosa y algún día era posible que una administración diferente a la de doña Manolita, en Madrid, o la de Sagasta, en Sevilla -la Bruja de Sort, es más moderna- diera el Gordo y había que estar en perfecto estado para dar la imagen adecuada. Pues si se han fijado ustedes -tú es que te fijas en unas cosas muy raras- ya eso ha cambiado. En primer lugar porque cada vez hay menos loteras -antes las loteras eran viudas-, ahora ya aparece algún lotero y sobre todo, nos encontramos con mucha lotera joven, de esas que no tienen que ir a la peluquería por lo que pudiese pasar. Ahora son jóvenes como las que se encuentran ustedes en las cajas del carrefú, sin permanente y vestidas de mujeres noloteras de toda la vida. Y es que todo cambia en este mundo, hasta las loteras de verdad. Todo esto quien lo ha echado de menos es el ilustre gremio de la peluquería, que ya no tienen que hacer la permanente a todas las loteras de verdad de España. Ahora las loteras parecen menos loteras y más cajeras del carrefú.

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