Hablando en plata

Juan De La Plata

Una copa con Charlton Heston

A lo largo de mis sesenta años largos de periodismo activo, en los que tantas entrevista realicé, a los más variopintos y curiosos personajes, desde ministros a toreros, y desde cantantes y actores, a flamencos, escritores y poetas, jamás tuve oportunidad de hablar con un actor de cine, tan importante como Charlton Heston, ya todo un mito del celuloide, cuando estuvo en Jerez, en visita privada, acompañado de su mujer, Lydia, visitando las bodegas de Domecq la mañana del 5 de abril de 1975.

Aquél hombre que había interpretado con tanto acierto y verosimilitud al príncipe judío Ben-Hur, a Moisés en Los diez mandamientos y a nuestro Cid Campeador, enamorado de una hermosa y joven, doña Jimena, encarnada con su enorme belleza por la impar Sofía Loren, recuerdo que estaba frente a mi, en el carismático rincón de la bodega El Molino, rodeados por botas centenarias con firmas de célebres personajes, tomando una copa y contestando con sencillez y enorme sosiego a mis pobres y mal trabadas preguntas de joven periodista, con otro periodista de excepcional testigo, como mi viejo y admirado compañero Manolo Liaño, que aparece entre entrevistador y entrevistado, en la foto de rigor que me hizo Manolo Iglesias y que aún conservo enmarcada, en mi despacho.

Se acaban de cumplir el pasado sábado, justamente, nada menos que treinta y tres años. Y, curiosamente, el mismo día cinco, en que estuvo en Jerez, procedente de Cádiz, en que llovía torrencialmente, muere el ídolo de tantas y tan célebres películas.

Por aquellos días andaba yo algo enfermo, cuando me avisaron de la agencia Efe y Radio Nacional, de las que yo era corresponsal, de que Charlton Heston venía a Jerez, a conocer las bodegas de Domecq -cuando eran, todavía, de los Domecq- y, olvidándome de mis males, me eché a la calle y, rápidamente, me encaminé a la bodega, micrófono y grabadora en mano, dispuesto a entrevistar, para Efe y RNE, a aquél mito del cine norteamericano, que ahora acaba de fallecer, a la edad de 84 años, víctima de una larga enfermedad degenerativa.

Lo primero que me impresionó de Charlton Heston fue su altura, que debería andar muy cerca de los dos metros y, desde luego, su apostura y su gran aplomo, contestando a mis preguntas que, por otra parte, no deberían significar ninguna complicación para quien tan acostumbrado estaría a ser entrevistado, en tantísimas ocasiones, a lo largo de su ya larga y más que brillante carrera cinematográfica. Hablaba bien el español, posiblemente aprendido, cuando rodó en nuestra patria la película El Cid, y otras cinco más, y nos entendíamos perfectamente, máxime cuando la entrevista fue más bien corta, y supongo -porque no la recuerdo apenas- que limitándome por mi parte a las clásicas preguntas de rigor, en estos casos, como si le gustaba España, que dijo que le apasionaba y que conocía muy bien, desde aquél rodaje interpretando el papel de nuestro héroe nacional. Y que también le gustaba su gastronomía y sus vinos. Preguntas y respuestas muy sencillas, como se ve.

Pero la gran personalidad del actor haría que dicha entrevista tuviera para el joven periodista que yo entonces era, el máximo atractivo, por la ilusión que me hacía el poder hablar con uno de los actores de cine que más admiraba. Otros periodistas presentes en la entrevista fueron Antonio Arias, que publicaría su charla en 'La Voz del Sur', Alejandro Daroca de Val y Jerónimo Roldán. Y por los anfitriones, aparte de Liaño, encargado del gabinete de prensa de Domecq, el gran maestro de las relaciones públicas de la empresa bodeguera, mi gran amigo Paco Pérez, que algún día debería de escribir sus recuerdos de tantos personajes a los que tuvo que recibir, atender y agasajar, durante muchos años; con su gran profesionalidad, elegancia y simpatía; siempre vestido como un gentleman o un joven dandy, para acoger con su proverbial amabilidad a tanto ilustre visitante.

Lo que sí recuerdo es que éramos apenas media docena de personas las que componíamos el grupo que aquél 5 de abril de 1975 tomamos la clásica copa del medio día con el mítico Charlton Heston, uno de los más grandes actores de Hollywood de todas las épocas, quien pasó apenas unas horas, aquí, en Jerez, compartiendo su tiempo, su charla y su copa, con nosotros; un reducido grupo de jerezanos que le recibimos con los brazos abiertos y le atendimos como al gran señor del cine que era.

Como El Cid, seguro que Charlton Heston aún seguirá ganando muchas 'batallas', en las pantallas del celuloide, después de muerto. El recuerdo de su mítica figura no se borrará fácilmente de la memoria de aquellos aficionados que le admiraron, en tantas y tan celebradas películas de los mejores años del cinematógrafo. Descanse en paz, el héroe de tantas historias de ficción, interpretadas con tanto realismo, como inteligencia y talento.

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