A rienda suelta

Noemí González / Ngonzalez@diariodejerez.com

Hay que ser muy cruel

SENCILLAMENTE espeluznante. Ayer comenzó en Barcelona el juicio por el que dos 'niños bien' se sientan en el banquillo nada menos que por un asesinato que pone los vellos de punta. El placer de ver morir, de ver sufrir y de sentirse por unos minutos todopoderosos ante una persona indefensa. La pobre Rosario Endrinal, la indigente que otrora fue secretaria de dirección, se vio superada en número y además acorralada en lo que le servía de morada y lo que le sirvió a la postre de propia tumba. Hay que ser muy cruel para engañar a una persona con buenos modos, convencerla para que te abra una puerta y luego, sin piedad alguna, prenderle fuego y todo, sin motivo alguno. Quizá un juego macabro, una apuesta o puro divertimento. Sinceramente creía que lo de 'a los leones' había quedado en muchas páginas atrás de nuestra historia, pero parece que los bajos instintos son la condena que el ser humano debe arrastrar por el resto de sus días. Menuda pandilla de jóvenes cobardes.

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