Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

El dinero de la merienda

Ha sido salir a relucir la jindama de los empresarios y el qué va a pasar con su parné y venirse todo abajo

Bimbo y Cola Cao también se van, y al adoctrinamiento ideológico de muchos niños catalanes le acompañará desde ahora una merienda autóctona a base de pan payés y butifarra (Burp... perdón). Los gurús gastronómicos del procés -que también los hay, seguro- determinarán que esta dieta autárquica es mucho más sana. Que la aldea deja de ser global hay que empezar a demostrarlo -y sobre todo a enseñarlo-, si no desde la cuna -aunque habrá quien se empeñe en parir metida en una alberca del Alto Ampurdán-, sí al menos ya sentados a la mesa: nada de productos internacionalistas. ¿Nocilla? ¿Paladín? Puaj. Eso para los madrileños y para el resto. Allá ellos. Que se vayan las empresas a Madrid si quieren. ¿Bimbo? ¡La Mare de Deu! Su capital es mayoritariamente mexicano. ¡No es catalán! Y para colmo comercializa toda esa bollería, los bollicaos, los donettes, los donuts, con los que los niños se ponen como zollos. Que se los den a los escolares andaluces y a los extremeños. Las futuras generaciones de catalanes se dividirán en sílfides y apolos, su físico enjuto y su anorexia mental harán un conjunto perfecto.

Por lo demás -y disculpen la broma si alguno considera lo anterior una frivolidad ante la gravedad de los acontecimientos y bla bla bla, pero es que si hoy no aplico algo de guasa al asunto voy a acabar con un gotero, y no precisamente de Cola Cao-, después de todo esto, con la independencia colgando de un suspensorio como los genitales de un veterano del rugby, lo que ha quedado claro es algo que casi todos sabíamos de antiguo. Algunos habríamos querido que eso de la pela es la pela fuera sólo un tópico del pasado que sirvió a nuestros mayores para devolverles entre cachondos y cabreados los chascarrillos que allí se hacían sobre los andaluces. Pero se ve que no. Ha sido salir a relucir la jindama de los empresarios -por cierto, tardía, como les reprochó Borrell; ¿o acaso fríamente calculada?, no sé yo- y el qué va a pasar con su parné y empezar a venirse todo abajo. O eso parece.

Una vez más, por si aún queda por ahí algún despistado o algún iluso -ese al que el eslógan grita "¡estúpido!"- que no se había dado cuenta, lo que no ha conseguido la política lo está logrando la economía y quienes la controlan. Esta merienda (de negros) va a salir por un pico.

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