Contra dudas, precisión

La precisión de la respuesta militar americana puede ser también una respuesta a tantas dudas como produce

Normal que yo no sepa qué está ocurriendo en Siria cuando los grandes líderes mundiales, con sus enjambres de asesores, tampoco se aclaran. Trump, ya presidenciable, abominaba de cualquier ataque contra Bachar al Assad, y mucho menos sin la aprobación del Congreso. Ahora va y hace aquello que criticaba. ¿Por las insoportables presiones de lobbies invisibles? ¿Hay pruebas del uso de las armas químicas, más allá de unas imágenes? ¿Alguien se explica que un régimen sirio que ya ha ganado la guerra recurra a unas armas que no necesita y que van a provocar una reacción mundial? ¿Puede tratarse de un test ruso-sirio-e-iraní para testar la debilidad de las potencias occidentales? ¿O una maniobra de distracción de Putin para que nadie mire a Ucrania? ¿Qué peso tiene el hecho de que Bachar al Assad sea el dirigente que más protege a las comunidades cristianas? ¿Ninguno o mucho? ¿Y, en este caso, en qué sentido?

Miro lo que acontece con el mismo estupor que el alumno que no entiende lo que se explica en la pizarra. Y con la misma tentación de distraerme, que, a veces, parece una frivolidad, pero es el homenaje que la imposibilidad de abarcar de verdad un tema rinde a su seriedad.

Sí puedo celebrar, sin embargo, la precisión del ataque anglo-franco-americano. En unas horas han destruido unas fábricas y unos arsenales químicos cercanos a Homs y Damasco. Todo parece indicar que los objetivos habían sido cuidadosamente seleccionados, que no se han causado víctimas civiles y que tampoco hay víctimas militares. Parece un daño proporcional a la mera posibilidad de que el espantoso ataque químico a Duma fuese cierto y una milimétrica jugada estratégica de advertencia a Rusia e Irán contra cualquier sospecha de impunidad, como en los tiempos de Obama. Incluso si los lobbies pro-guerra existiesen, Trump les habría dado una concesión mínima.

Que podríamos movernos en estos términos lo prueban: 1) las palabras de Trump: "¡Misión cumplida!", que vienen a significar un "Ea, pues ya está", 2) que Rusia haya condenado el ataque, pero sin anunciar represalias y 3) que Damasco haya respondido que no ha visto mermada su capacidad militar. De haber logrado este equilibrio triangular, gracias a la precisión del ataque y, probablemente, al liderazgo del general James Mattis, tendríamos una respuesta a todas las preguntas del primer párrafo, a pesar de no haber podido contestarlas una a una.

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