Sonríen espectacularmente las estadísticas al Sevilla, pero quien llega a Nervión no es, precisamente, un alemán más. Los números cosechados por el Sevilla en sus enfrentamientos con equipos germanos no pueden ser más motivo de esperanza. Un buen número de equipos alemanes ha ido cayendo bajo el paso sevillista desde aquellos Mainz 05 y Schalke 04 que abrieron esa época gloriosa que aún sigue vigente en la historia del Sevilla.

Los números, desde aquel otoño de 2005 en que el club vivía momentos de gozo por la celebración de su Centenario, el Sevilla ha ido dando cuenta de un sinfín de alemanes. Los susodichos Mainz y Schalke más Moenchengladbach, Dortmund, Stuttgart, Friburgo... fueron cayendo, pero esta noche es el Bayern el que aparecerá por la bocana de Nervión. Otro mundo, nada que ver con el resto de teutones que han engrandecido la nómina de triunfos blancos, nada que ver.

Y el Bayern, con su grandeza, engrandece el pedigrí del Sevilla, tan brillante. Y la incógnita que le corroe los adentros a ese sevillismo aún estupefacto por el amargo final de la gran historia del pasado sábado es la de qué Sevilla vamos a encontrarnos. ¿Será el que fue laminado por Valencia y Leganés o el que apabulló al Barça hasta la aparición de Messi? Nadie sabe a estas alturas si será una rosa o un clavel lo que aparezca este Martes de Pascua en la grama nervionense.

Lo de hoy es la cita con un panzer que deja tierra arrasada a su paso, pero por qué no va a dársele pie a la confianza en un Sevilla capaz de cualquier cosa. Ya el United pudo anticipar su caída en el turno de ida en Nervión y por qué no pensar en que al gran gigante bávaro le ocurra algo similar. Tiempo de elucubraciones, sin duda, pero con una certeza indudable, la de que sólo hay una manera de poder con el Bayern, la de jugar contra el Bayern, lo que hoy hará el Sevilla.