HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Los granadíes

TODOS los años es hoy día de discusión en Granada coincidiendo con la rememoración de la feliz conquista de la ciudad por los Reyes Católicos. Granada es tierra de polémicas que tienden a enconarse. He estado muchas veces allí y tengo buenos y antiguos amigos, y siempre que he ido el asunto del que se hablaba traía divididos a los granadinos para indiferencia de quien esto escribe. El 2 de enero toca discutir sobre si se debe o no celebrar la reconquista de la ciudad. Hay mucha morisma suelta por Granada, los conversos no escasean y los viejos progres disgustados con los sucesos de Gaza tendrán los ánimos exaltados. Se pongan como se pongan unos y otros, los Católicos hicieron lo que debían conquistando un reino y una ciudad en la ruina económica y moral desde hacía más de un siglo, superpoblada, ensangrentada por guerras civiles y con un indeseable traidor en el trono: el llorado y lloroso Boaddil.

La situación insostenible de Granada significaba un gravísimo peligro para España y la Cristiandad, porque, a pesar de que la mayoría de sus habitantes eran descendientes de hispanorromanos conversos, ya eran musulmanes sinceros y estaban dispuestos, para salvar un reino ruinoso, a una alianza con los turcos que pululaban por el norte de África como clase dirigente de los bereberes islamizados. Isabel y Fernando, buenos e inteligentes políticos, hicieron uno de los primeros, sino el primero, de los Estados modernos de Occidente. Para conseguirlo era preciso conquistar Granada como empresa principal y expulsar a los judíos acto seguido. Sin unidad territorial y, sobre todo, religiosa no se podía hacer un Estado moderno renacentista. Los Reyes Católicos lo hicieron tan bien que hasta tiempos recientes, hasta la invención de la corrección política y la fragmentación de España, se les tuvo entre sus reyes más brillantes.

El acomplejamiento y la ignorancia general de la sociedad española contemporánea, y la fantasmagoría de la Alianza de Civilizaciones, han llenado España de mezquitas desde donde se adoctrina a los fieles, de yihadistas y de un clero musulmán exaltado que predica, entre otros despropósitos medievales, la recuperación de Al-Ándalus como si hubiera sido arrebatado al Islam ayer tarde y sus fronteras históricas fueran fáciles de trazar. Aunque la invasión, de momento, es silenciosa y no da problemas insalvables, España exporta mártires a países musulmanes en conflicto y las autoridades de prisiones permiten que el periódico de Eta llegue a los militantes del islamismo guerrero encarcelados. Algún día tronará y tendremos que salir a defendernos. Esperemos que no haga falta. La fecha histórica de hoy debería ser fiesta nacional en España y que se echaran las campañas al vuelo por habernos librado de un reino musulmán que seguiría viviendo en la Edad Media y creándonos problemas sin cuento.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios