Pasamos, como cada vez de vuelta de casa de tita Ana, por el guardia de tráfico de la esquina de Correos.
Yo quiero ser el guardia de Correos. Con su casco blanco, subido encima de una tarima redonda, el guardia de Correos es el más listo del mundo, bueno, después de papá. Y en Navidad los conductores le dejan al pasar paquetes de regalos.
El guardia siempre sabe para dónde va cada coche y les dirige y señala. Y les da paso para la calle Honda o para la calle Arcos, como si adivinara su destino.
Cuando se lo comenté a papá, me dijo que desde el coche le indican al guardia para dónde se quiere ir, y supe lo útil que eran los intermitentes para esas cosas. Esas lucecitas naranjas que se encienden en las cuatro esquinas del coche y señalan a dónde se quiere ir.
-Pero entonces, si el guardia de Correos no adivina para qué calle van los coches, ¿por qué le hacen tantos regalos?
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios