¿y a usted, le atienden?

Ramiro Navarro / Málaga / Pedro Caballero-Infante / Farmacéutico

El 7% de hospitalizados adquieren una infección durante su ingreso Medicación y obesidad

Los pacientes intervenidos quirúrgicamente o los que están en cuidados intensivos son más vulnerables a los gérmenes

Nosocomio es un término en desuso que alude a centro de enfermos, a hospital. Las infecciones nosocomiales son aquellas adquiridas por los pacientes tras su ingreso, por ejemplo después de una operación, y están asociadas a la atención sanitaria. Actualmente los especialistas cifran su incidencia en un 7 por ciento aproximadamente, según se puso de manifiesto en el congreso de La Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas, que se celebra estos días en Málaga. Los pacientes más susceptibles de contraer una de estas infecciones son aquellos que tienen el sistema inmunológico más vulnerable (los que se han sometido a una operación, están en cuidados intensivos, son pacientes oncológicos, o están en recuperación posquirúrgica.

Los especialistas implicados buscan homogeneizar las medidas de control y vigilancia para hacer frente a estas situaciones. Cuando se da el caso, el reto inmediato es que "no pase a otro paciente", según indica Manuel Márquez, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga.

"Normalmente ocurre cuando una persona padece una infección provocada por gérmenes multirresistentes, y no lo sabemos. A veces porque previamente no se tomaron las medidas adecuadas. Se requieren acciones especiales de aislamiento, descontaminación y medidas a aplicar en el personal, que es realmente quien actúa de transmisor de un paciente a otro".

Para consensuar y aplicar medidas, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) diseñó en 2002 el Plan de Vigilancia y Control de las Infecciones Nosocomiales, que fijaba algunos objetivos concretos para 2004, pero que no ha tenido continuidad o segunda edición. Para Márquez, "el Plan tiene la virtud de ofrecer una información homogénea para asemejar la situación de los centros en cuanto a medidas de control. Desde que se edita hasta que se implementa pasa un tiempo. La situación en todos los centros no es la misma". Una situación de este tipo provoca muchas disfunciones y requiere, por ejemplo, camas de aislamiento o modificaciones arquitectónicas del propio centro.

UNA prestigiosa revista científica publicaba la necesidad de incluir, por su peligrosidad, una advertencia severa en el etiquetado de un medicamento contra la obesidad; esto le ha venido al pelo a don José viendo a Carmela con una revista en la que aparece una obesa mórbida que se lamenta de su gordura.

- que no coma tantoý ¡leche!

-No creerás que todos los gordos están así por comer en exceso.

no va a por tené gase! Que por sierto, ésta se pega un peo en un porvero y deja que la pesa de a kilo.

Al boticario, muy sensibilizado con las enfermedades raras, le molesta que a la obesidad, como dolencia, no se le tenga la conmiseración que a otras afecciones crónicas como la diabetes o la hipertensión arterial.

Recuerda especialmente a una paciente a la que costó Dios y ayuda que se le diagnosticase el síndrome de fatiga crónica, pues todos los médicos que visitaba, y su propio entorno, la trataba como perezosa. ¿Quién en determinada fase de su vida no está cansado?

-Usté dirá lo que quiera, pero ésta se tié que poné morá y oro de manteca colorá.

-Esta señora padece una obesidad mórbida.

Carmela, que para las cosas que le interesan tiene memoria de elefante, le recuerda al boticario.

- usté dise que pa endergasá lo mejón é no comé. Mi Merche le dise a usté er José Manué Soto, que se le va en cantá: "Deja de comé, mujé, deja de comé mujé... mujé...".

-Hoy vienes muy graciosa.

El boticario le dice que, en este caso, se trata, de una dolencia necesitada de tratamiento farmacológico y hasta quirúrgico.

- yo me acuerdo hase tela de año que usté no me quiso prepará unas medesina que tenían nombre de espía: la X, Y, Z... ¿se acuerda usté?

-Me acuerdo y veo que también vienes con ganas de bronca. Esas cápsulas de las que hablas eran una bomba. Llevaban anfetaminas, extracto de tiroides, diuréticos, tranquilizantesý

mi cuñá, la valensiana, endergasó quinse kilo!

-Que los debió poner enseguida porque este verano me la presentaste y estaba gorda.

La revista que trae habla, precisamente, del medicamento contra la obesidad que ha dado problemas.

-Se trata de un medicamento que en algunos casos ha provocado cuadros depresivos.

Don José recalca que nunca esperen que un medicamento, sólo y exclusivamente, cure la obesidad ya que se trata de una enfermedad que ha de tratarse con régimen alimenticio, ejercicio y, si es preciso, medicación.

-¡Hay que andar más!

-¡No me diga usté eso que servidora, ná má que der lavaero a la terrasa, tendé, ando que un perro perdío.

El boticario, acostumbrado a las comparaciones métricas de las amas de casa que sustituyen metafóricamente las pesas por la bombona de butano y las flexiones con hacer las camas, le dice:

-Los especialistas dicen que hay que dar 10.000 pasos diarios.

me iré a tendé al Estadio Olímpico!

-No hace falta: cómprate un podómetro.

-A mí los callo me los quita Don Manué, er prasticante.

caballeroinf@hotmail.com

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