La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Los niños de la 'tablet'

En los 90, la 'televisión niñera' funcionó como alerta; hoy basta el sencillo gesto de meter la mano en la mochila

El efecto más perverso de la estadística se produce cuando despersonaliza y desdibuja la realidad llevando temas sensibles y de impacto al frío terreno de las cifras. Los números del paro, el machismo o la inmigración ilegal no sólo nos lo recuerdan de forma insistente; también contribuyen a normalizar las distorsiones de nuestro modelo de convivencia y lo reducen a rutina. Hay veces, sin embargo, en que son clave para medir el verdadero alcance del problema. Es el caso de la violencia en menores: hemos leído titulares estremecedores pero no hay un marcado repunte de la delincuencia. Los datos de Interior reflejan una curva sin altibajos en el último lustro: bajan los índices de criminalidad -en robos, tráfico de drogas y seguridad vial- mientras aumentan los sexuales y los malos tratos.

No hay razones para el sensacionalismo pero sí para la preocupación: tres jóvenes participan en el asesinato de una pareja de ancianos en Bilbao; un chico de 14 años mata a su hermano de 19 en Alicante; unos escolares de Jaén violan en el recreo a un niño de sólo 9... La alarma se produce por el particular desconcierto que provoca cada historia pero también por lo que subyace respecto al contradictorio perfil de los menores en este tercer milenio de deshumanización, globalización y autismo tecnológico: no saben gestionar las emociones, tienen menos tolerancia al fracaso, carecen de habilidades sociales… Al retrato de los expertos se une la crítica por cómo se les roba la infancia y los hacemos adultos precipitadamente. Sexo y violencia al alcance de la tablet. El modelo de las manadas, el acceso sin filtros a la pornografía y la trampa del amor romántico transmutado en humillación. El embarazo de una niña de 11 años en Murcia por su propio hermano es otra cara de la misma realidad.

En los 90, la televisión niñera terminó funcionando como una llamada de alerta en las familias y en las escuelas. El "espejo" que, para Fellini, reflejaba "la derrota de nuestro sistema cultural"; el "único somnífero que se toma por los ojos" como decía Vittorio de Sica; "las imágenes que tejen el mundo" en palabras de Chantal Maillard. Fabricándolas o consumiéndolas. Hace unas décadas en la pantalla de la tele; hoy, al instante, con el sencillo gesto de meter la mano en la mochila o en el bolsillo. No debería extrañarnos que el Plan Nacional de Drogas vaya a incluir el uso compulsivo de las redes sociales. Son las sustancias invisibles que nos adormecen y corrompen. Las consecuencias las lamentamos estos días; sobre las causas podríamos actuar aunque aún nos cueste darnos cuenta.

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