La novela de España

Cada 14 de julio, los franceses lloran ante una bandera inventada, corean un himno y beben y bailan, libres e iguales

A Cioran le gustaba provocar y, con aquella mirada entre lúcida y corrosiva, escribía que nacer es el primer gran inconveniente con que tropieza el ser humano. En esa misma línea irónica, se podría añadir que si, además, se nace en España los inconvenientes son aún mayores. Porque venir al mundo en suelo español supone enfrentarte con las dificultades que acechan a cualquiera, pero con el añadido de varios siglos oyendo la cantinela de que se trata de un país al que un cierto fatalismo empuja siempre por los peores derroteros. Y de tanto oír ese relato de calamidades, a las que es imposible escapar, el español acaba convencido de su mala fortuna. A la criatura que va a nacer no le piden su consentimiento acerca del lugar previsto, ni del hogar que lo ha de acoger. Pero luego se le "educa" para que se sienta solidario con uno y con otro. Incluso se inventaron una serie de sentimientos: amar a la patria, odiar al enemigo, que ha dado gran resultado como hilo conductor para movilizar a los nativos. Los franceses, por ejemplo, durante su Revolución de 1789 fraguaron unos principios que todavía les perduran y convierten cada 14 de julio en una conmemoración a la que nadie se atreve a retraerse. En España, en cambio, apenas existe un patrimonio simbólico que pueda ser compartido. Si se inventa algo, surge la contraofensiva de una leyenda negra dispuesta a difamarlo. Por ello, no se ha logrado crear un día blanco, de todos, sin buenos ni malos.

Volviendo, al ejemplo francés, es envidiable ver como cada 14 de julio, la gente llora ante una bandera inventada, corean un himno no menos inventado y beben y bailan, libres e iguales, durante 24 horas. Es mero espectáculo, una ceremonia efímera, pero han logrado que ese día el azar de un nacimiento común se convierta en algo elegido y consentido por todos. Quizás ello es posible porque sus historiadores han fabricado lo que ellos llaman la Novela Nacional, un recuento del pasado que, sin eludir críticas, ha permitido revisar su historia de forma inclusiva y no excluyente. Entre nosotros, en estos últimos meses, pudiera estar fermentando otro planteamiento de la Novela de España. Parece como si las historias negras que quieren promover y renovar (los separatistas desde dentro, otros desde fuera) ya no se aceptará tan pasivamente. Y una buena serie de historiadores están, mes tras mes, volcándose en combatir y fortalecer la opinión española. Es un buen síntoma. Puede que pronto, nacer en España deje de ser un inconveniente.

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