LOS Scouts han pedido a la alcaldesa que nombre Hijo Predilecto de Jerez al padre Carlos González García-Mier, párroco de San Marcos. Dicen que por haber promovido la creación de los primeros grupos scouts.

¡Si fuera sólo por eso!

A mí, cuando me viene a la cabeza la canción del soldadito y los entorchados, también don Carlos se viene a la cabeza. La aprendí con él cuando me apunté al coro del Instituto Coloma, que él dirigía (con tanto entusiasmo). Como aprendí, también con él, que hay curas que (con sabiduría) nos rompen todos los esquemas. Por vivir conforme al esquema del cristianismo en el que creo.

¡Me enseña tanto!

Desde el púlpito, con ese gesto tan suyo y tan particular de unir los dedos en un pellizco, poniéndole así a su discurso los puntos y las comas y los acentos; sobre todo, (con tanto acierto) los acentos. Como cuando a la hora de la colecta advierte -sin ofender pero también sin disculparse- que nadie se tome la molestia de echar la calderilla miserable; no sirve. O predicando (con tanto ejemplo) sin palabras. O escuchando (con santa paciencia) a quien lo necesita. O construyendo (con ladrillos) donde hizo falta. O fomentando aquellas iniciativas (como la de los scouts) que posibilitan el seguir a Jesús, cada uno como mejor lo entienda. Y siempre con entusiasmo, su bendito e inagotable entusiasmo.

¡Me anima tanto!

Porque mucho de lo que veo en las esferas eclesiásticas no me gusta. O no me encaja, o no me convence. Quisiera ver rotos -saltando por los aires- muchos esquemas. Pero en personas como él, que nos rompen los esquemas, veo que el cristianismo no es una entelequia. Y en sacerdotes como él, veo a la Iglesia a la que pertenezco.

No me cabe duda de que será nombrado hijo predilecto. Pero no haría ni falta. En el corazón de los jerezanos -lo sé- hace un montón de años que figura como predilecto. Más que como hijo, como padre: el padre Carlos.