HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

El progresismo de las lenguas

EL presidente de Bolivia, apuntado a la corriente reaccionaria del populismo, valga la redundancia, que tanto interés despierta en la progresía europea, quiere sacar adelante una nueva constitución en la que todas las lenguas del país se declaren oficiales, incluso aquellas que hablan una docena de personas o sólo una familia. Las contradicciones de la demagogia acabarán por desacreditar del todo a las izquierdas residuales de los países más avanzados y hundirán aún más en la pobreza a las naciones menos afortunadas. El progresismo de las lenguas tiene vías diferentes al llamado 'progresismo político', que no es sino una forma encubierta de dictadura, un maquillaje engañador para hacer amable y atractivo el control ideológico de las mentes desprevenidas. Hay dos tipos de indigenistas: los antropólogos estudiosos de culturas minoritarias condenadas a desaparecer, y los políticos interesados en mantener en el aislamiento y la incultura a los grupos con lenguas minúsculas y supersticiones primitivas.

Las lenguas con unas decenas de hablantes son regresivas. Cuantos más hablantes tenga una lengua, más progresiva será. La palabra 'progreso' se usa alegremente para lo bueno y para lo malo, para lo que retrocede y lo que avanza, porque se ha convertido en una especie de talismán al perder su verdadero sentido. El progreso ha ido unido desde el principio de la Humanidad a la adopción de lenguas ampliamente en uso y de los avances culturales y técnicos de las civilizaciones más desarrolladas. Lo contrario es regresión e indigencias de todo tipo: espirituales y materiales. Lo progresista no es mantener en el trono y en sus fronteras a los sátrapas de Asia Menor, sino destronarlos y llevarles el Helenismo. Y si esto es así, como yo creo que lo es, una de las cabezas de la Hidra de la Reacción es mantener moribundos en la enseñanza idiomas aislados en valles y montañas, sin dejarlos morir en paz y bien estudiados por los lingüistas.

¿Qué porvenir espera a los hablantes de las treinta y tantas lenguas bolivianas que no conozcan, además, el español? Ninguno. No tienen porvenir, sólo tienen estancamiento en el pasado. No podrán entenderse más que con sus parientes, no podrán salir del aislamiento, ni estudiar ni encontrar trabajo en otro lugar: viven prisioneros de una lengua que sólo se entiende en sus cerros y estarán bajo la férula política de un delegado gubernamental encargado de mantenerlos en la pobreza y la ignorancia, con un vocabulario útil para las cosas cotidianas, pero inservible para entender las ideas y los avances científicos actuales, y las obras del arte, de la literatura y del pensamiento que han formado a las más altas, y por tanto progresistas, civilizaciones. Los populistas han encontrado una forma aparente de izquierda y de progreso, falsos sinónimos, para dominar a los más pobres e ignorantes. Los progres les ayudan.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios