Habladurías

Fernando Taboada

A saco contra la violencia

PROBLEMAS como el de la violencia se pueden abordar desde diversos flancos de ataque. La Junta de Andalucía ha optado por hacerlo desde las carreras de sacos. Con una guía que se está distribuyendo por los colegios pretende mitigar esta lacra educando a los escolares a través de los juegos. Alguien ha debido de sospechar que la violencia empieza a fraguarse en las conductas competitivas y ha propuesto que se fomenten juegos en los que no las haya.

¿Quién no ha corrido una carrera de sacos? En la versión tradicional se daba la salida y todos arreaban pegando saltos para llegar primero. La crudeza del juego, próxima al canibalismo, no tenía en cuenta al que se rezagaba y terminaba último. En la nueva versión propuesta por el gobierno autonómico se pretende, sin alterar las reglas básicas, acabar con tan horrible costumbre. El requisito del saco seguirá siendo indispensable. La línea de llegada seguirá situándose al final. Como antaño, los empujones y cabezazos estarán prohibidos. En un solo detalle varía la modalidad que propone esta guía revolucionaria. Con el fin de evitar agravios comparativos, será obligatorio que todos crucen la meta a la vez. Sí, sí, todos juntos, para que nadie se sienta inferior al resto. Ni superior. ¿No es emocionante? Lo que la carrera pierda en vistosidad lo ganará en espíritu solidario.

No he leído el capítulo dedicado a otros deportes pero considerando que, para los autores de la guía, toda competición alberga un germen de brutalidad, supongo que se contemplará la necesidad de suspender cualquier partido, por amistoso que sea, que no acabe con empate a cero.

La medida es excelente, pero no basta para exterminar la violencia de nuestras calles. Si de lo que se trata es de evitar la rivalidad, ¿no debería extenderse esta práctica a las competiciones de alto nivel? De nada sirve que un niño, tras una jornada escolar llena de buenas intenciones, encienda la tele y se tope con la liga de fútbol. Primero, ¿qué salvajada nos están ofreciendo con unos equipos en los que, ya no digo que haya paridad, es que no juega ni una sola chica? Pero es que además el sistema de clasificación es salvaje. No solo no reprende al que gana (por su trato vejatorio para con el contrincante) sino que encima se le recompensa con tres puntos por la victoria. Sencillamente estremecedor.

He visto carreras ciclistas en las que el ganador sacaba una ventaja de varios minutos a sus perseguidores. ¿Y cómo creen que lo recibían en la meta? ¿Abucheándole y obligándole a pedir perdón? Ni mucho menos. Le aplaudían y le regalaban un ramo de flores. Menudo ejemplo para los críos. Seguramente la televisión pública andaluza tomará nota de estas monstruosidades y dejará de emitir partidos de fútbol y campeonatos de atletismo, que alguna culpa tendrán, digo yo, de tanta barbarie como hay. Ya estáis tardando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios