Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

En el sofá

La modernez llama ahora 'nesting' a algo tan antiguo como quedarse apalancado en casa el fin de semana

Si hoy al salir del tajo lo hace con la determinación de pasar el fin de semana encerrado en su casa no se le vaya a ocurrir contar, cuando regrese el lunes, que se tiró sábado y domingo apalancado, que es lo que se ha dicho siempre. Si no quiere que le llamen anticuado diga que se hizo un nesting y demostrará que está al día. Se trata de una de las penúltimas webadas con pretensiones de pasar por novísimas difundida por los embaucadores de la Triple W, esos que se hacen llamar -e incluso ganan dinero con ello- creadores de tendencias. Brotan en internet como los champiñones en el campo. Esta peña ha decidido que algo tan antiguo como eso, el apalancamiento de fin de semana -Sittin' On My Sofa, que cantaban los Kinks ¡en 1966!-, es una idea reciente cuya práctica puede hacernos mucho bien en la Era del Estrés. Eso sí, para que cunda hay que seguir las recomendaciones de estos sabihondos modernos. Y aquí es donde aparece la diferencia con el apalanque de toda la vida: te quedas en casa el fin de semana -llámale finde, moñas-, pero nada de vegetar ni en modo oso hibernando, que es lo que apetece. No: hay que hacer cosas desde que uno se levanta hasta que se acuesta, y así hasta el lunes. En este escenario sobresale la cocina. Es como la pista central del circo. Con el Comidismo como nueva religión y esa cofradía de cocinillas oficiantes aumentando cada día que pasa con la epidemia de masterchef, los fogones echan humo. La liturgia del nesting impone también unas reglas para que se note la diferencia con el pasado, su impronta cool: donde antes valían unos botellines o latas de cerveza con unos altramuces, una bolsa de papas fritas y unas aceitunas ahora reinan unas copas de insípido vino blanco helado y unos ahumados mientras la cebolla de los cojones se carameliza. Sostiene -en internet, claro- un coach volcado en difundir los beneficios de esta modernez, que la función reparadora del nesting, mientras el domingo languidece, puede aumentar si (por ejemplo) nos dedicamos a hacer un bizcocho. No sé usted, pero servidor sería mil veces más útil, o desde luego no tan perjudicial, para la civilización occidental alistándose como voluntario contra el Estado Islámico que atacando cualquier intento de repostería. Convénzase: lo mejor es permanecer tumbado en el sofá, como cantan los Kinks, mientras se recuerda y se practica aquella máxima de Pascal: "Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación". Eso esí que es un nesting. Lo demás son tonterías.

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