Crónica personal

Pilar Cernuda

El torpedeador

AJosé Blanco no le gusta un pelo que pueda haber acuerdo entre Zapatero y Rajoy. Y si partimos de la base de que Blanco no mueve un dedo sin el visto bueno previo de Zapatero, llegamos a la conclusión de que el presidente de Gobierno no tiene el menor interés en llegar a ningún tipo de pacto.

Cosa distinta es que se entiendan Rubalcaba y Trillo, que se entienden y están muy de acuerdo con la política antiterrorista que se lleva en esta legislatura. Pero en lo que ahora está en juego, la posibilidad de acuerdo en las grandes líneas económicas, la cosa no va bien ni de lejos, por mucho que a Zapatero se le llene la boca hablando de su deseo de llegar a grandes pactos con el principal partido de la oposición. La realidad es tozuda, y pruebas hay, sobradas, de que Zapatero no quiere coincidir en nada, pero en nada, con el PP. Y cuando Rajoy aguanta el tirón que le tienta a dar un corte de mangas al supuesto llamamiento al diálogo, y reitera que está dispuesto a acudir a la Moncloa aunque se ha sentido engañado en casi todas las ocasiones que se ha visto con Zapatero, Zapatero, a través de Blanco, se dedica a boicotear, dificultar o torpedear ese posible acuerdo.

Lo que habría que preguntarse es cuáles son las razones por las que Zapatero hace como que quiere una cosa y luego hace la contraria. Por otra parte, no deja de ser ridículo hacerse esa pregunta, porque ésa fue la política de la legislatura anterior y ya deberíamos estar curados de espanto. En esa primera legislatura, los socialistas se hartaron de decir que el PP había roto el pacto antiterrorista cuando había sido exactamente lo contrario, Zapatero no cumplió ni uno solo de los compromisos a los que llegó con Rajoy en sus distintas reuniones y, además, pasó cuatro años acusando al PP de hacer una oposición ruda, tensa, crispada e irresponsable. Y el mensaje caló en un sector de la sociedad al que le gustan los titulares y no quiere leer el texto y mucho menos la letra pequeña, y Zapatero ganó las elecciones, entre otras razones, porque contó con un número importante de votos de gentes de IU que ante el miedo a que gobernara Rajoy votaron al PSOE como mal menor.

En esta legislatura Rajoy ha tenido buen cuidado de mostrar permanentemente la mano tendida, e incluso ha pasado a segunda fila a los dirigentes de su partido que podían caracterizarse por un verbo más bronco. Ha dicho por activa y por pasiva que está dispuesto a llegar a un pacto sobre política económica, y la respuesta de Zapatero ha sido clara: sí, ya que le interesa la imagen de hombre conciliador y abierto siempre al diálogo; pero los Presupuestos Generales del Estado los ha presentado cerrados y sin consulta previa. Y para más inri, en cuanto tienen ocasión Blanco y él mismo le pegan a Rajoy y al PP hasta en el carnet de identidad.

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