Antonio Gallardo

"La triste y negra historia de Ismael y Adriano"

Daltonmanías

I smael llamó a la puerta del Rico avariento y le suplicó: - Dame una limosna por amor de Dios, que no tenemos nada que comer mi mujer, mis hijos y dos gemelas siamesas que tiene mi hija.

- No tengo nada que darte, estamos en crisis.

- No digas que no tienes nada. Al pasar ante la ventana de tu cocina he visto colgados veinticinco jamones de pata negra. Dame uno.

- Esos jamones no son de verdad, son de cartón piedra.

- ¿Y tú comes jamones de cartón piedra teniendo tanto dinero?

- Precisamente por eso tengo tanto dinero porque el jamón que como es de cartón piedra.

- ¿Y las cuatro docenas de huevos que has traído del Mercado esta mañana también son de cartón piedra?

- Claro. Los huevos de gallina se rompen fácilmente.

El Rico avariento dio con la puerta en las narices al pobre Ismael. En la acera de enfrente al Rico avariento vivía Zaqueo, el bajito. Lamó Ismael y se asomó

Zaqueo a la ventana.

- ¿Qué quieres?

- Algo para comer.

- ¿Quieres una cuchara?

- No. Algo que se pueda comer con una cuchara.

- Tú lo que quieres es comida.

- Sí, sí, eso es lo que quiero.

- Pues comida no tengo. Estamos en crisis.

Dijo Ismael a Zaqueo:

- ¿Ya no te acuerdas cuando estabas subido a una palmera de Cristina y pasó Jesucristo y te llamó?

- Claro que me acuerdo. Bajé enseguida y Cristo se alojó en mi casa.

- ¿Y no le dijiste al Señor que ibas a devolver todo lo que habías robado?

- Me metí los dedos intentando devolver pero soy muy duro para los vómitos.

- Ya te pagará el Señor todo el bien que no haces. Eres un hombre bajito de duro corazón.

Ismael fue a casa de la Mujer adúltera, la cual tenía una extensa cola de clientes ante su puerta. Salió la Mujer adúltera a contar los clientes que le quedaban y aprovechó Ismael para decirle:

- Tengo hambre.

- Y yo también. Son las cuatro de la tarde y fíjate la cola que tengo que atender.

- ¿Por qué no entras en tu casa y me dejas cien euros para acabar la semana?

- La semana se acaba con dinero o sin dinero.

Los de la cola empezaron a protestar:

- Ese quiere colarse… Es un fresco..,

Ismael se tuvo que ir insultado por los admiradores de la mujer adúltera. Un poco más adelante se encontró a Judas Iscariote y le preguntó Ismael:

- ¿Tú no eres el que se ahorcó en un árbol?

- Se rompió la rama.

- Te podías haber buscado otro árbol más robusto. Tú además de traidor eres un farsante. Dame algo de comer porque tú eres el que guardaba la bolsa, que si no, le diré a todo el mundo que estás vivo.

- ¿Cuánto quieres?

- Cien euros.

- No tengo esa cantidad. Estamos en crisis. Ve a "El Salvador" y allí te darán algo de comer.

Ismael estaba decepcionado con la gente de su pueblo. Entró en un bar a pedir agua y se la dieron en un vasito de plástico:

- ¿Por qué no me das el agua en un vaso de cristal?

- Porque tienes barbas y no están muy limpias.

- También tiene barbas Brad Pitt y hace casitas baratas en Nueva Orleans para los negros.

- Porque es muy rico. Tú en cambio tienes aspecto de ser muy pobre.

- Yo he llegado a pobre, querido barman, por la Desaceleración de la Construcción, pero soy arquitecto.

El barman cambió de color y cambió el agua del vasito de plástico a uno de cristal y suplicó a Ismael en voz baja:

- Cuando pase la crisis y estés trabajando de nuevo a ver si me buscas un pisito apañado cerca de Isabel Pantoja que estoy enamorado de ella.

- ¿Dónde te gustaría el pisito, en la Moraleja o cerca de La Cantora?

- En la Moraleja, indudablemente. Allí viven los famosos ricos del Cine, de la Prostitución y de la Banca.

- Pues ninguno de esos dan un soplido en un ojo.

- Toma te regalo un bocadillo de cabeza de gambas y no me olvides.

Ismael salió del bar escupiendo cabezas de gambas a diestro y siniestro. Se encontró en la calle Larga con otro arquitecto en paro, el cual se estaba comiendo un perito.

- ¿Cómo te van las cosas Adriano?

- Ya ves, comiendo peritos que robo de cuando en cuando.

- ¿Y por qué vas en calzoncillos blancos?

- Porque mi jefe me ha robado los últimos pantalones que tenía. Mi jefe era el director de la fábrica de ladrillos jerezanos y ha llegado a ser más pobre que nosotros dos.

- Como que esta crisis no se la esperaba nadie. "La Ciudad del Flamenco" tendrá que esperar al siglo XXII para que canten en ella los descendientes de José Mercé y de la Macanita… ¿Vienes conmigo al convento de San Francisco a ver si nos dan algo de "el Pan de los Pobres"?

En el convento le dijeron que "el Pan de los Pobres" se lo habían comido ya los pobres…

Cansados Ismael y Adriano de que los pobres fueran más pobres que ellos dos, se sentaron en los escalones de un Banco que había quebrado seis días antes. Allí los sorprendió La policía:

- ¿Son ustedes pedigüeños?

- Arquitectos pedigüeños debido a la crisis. Déjennos ustedes las chapas para chuparlas un ratito.

- Lo que le vamos a dar a ustedes es con la porra por vagos y maleantes. Circulen.

Isamel y Adriano circularon según aconseja la Movilidad. Y se murieron los dos de hambre una lluviosa madrugada de septiembre. No dobló por ellos ninguna campana al amanecer el día ni les lloró una serrana de negro luto vestía…

Solamente sus mujeres, sus hijos y las dos gemelas siamesas de Ismael lloraron mientras buscaban mendrugos por el suelo. Y la mujer de Adriano se tiró de cabeza al Pozo de la Víbora, y la víbora los obligó a salir del pozo porque ya vivía con ella un grupo de ocupas sin oficio ni beneficio.

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