ESTA primavera se está caracterizando por sucesos desagradables a granel. Sería largo enumerarlos y comentarlos. Y lo más patente que se superpone a todos ellos, es la crisis económica. La insistencia de su posible gravedad está presente en los medios de comunicación, como queriendo sacarnos de nuestra normal forma de convivir, presagiando una ruina nacional como hacía décadas que no padecíamos.

Y aunque uno no tenga la culpa de lo que está pasando y quiera inhibirse de la inquietud que fluye por doquier, porque no tenemos una empresa que perder, por ejemplo, no soy capaz de conseguirlo totalmente. Sí, algo desde lo íntimo me recuerda que hay que ser solidario con los que sufren la infame crisis que dicen avanza a pasos agigantados. Y mucho más, cuando algunos de nuestros parientes y amigos que son hombres de empresas, comerciantes o sencillamente trabajadores con el curro en el alero, me cuentan sus cuitas en plena degustación de la cerveza o por el movistar.

Hacía bastante tiempo que no se vivía en este país una primavera tan inquietante en torno a la economía. Crece el número de parados, los periódicos ya no saben si publicar las cifras de inflación o de bajo crecimiento con números o con letras. Da jindama leerlas escritas de cualquier manera. La gente sencilla no sabe por qué se ha llegado a tamaña subida de los precios repentinamente, para seguir aumentando día a día, al parecer sin remisión. Y los que deberían saberlo a lo peor tampoco. Como tampoco se vislumbra que alguien sepa a ciencia cierta cómo salir de la crisis.

Mas todo poder es deber. Y el nuevo Gobierno está ahí para solucionar el dilema. Tiene que crear trabajo enseguida. Mi compadre El Miscelánea, que vive en Chipiona desde que se jubiló de Mercamadrid, en su llamada de la tarde me recuerda: "Tajo para trabajar hay de sobra: carreteras que faltan, todos los pantanos que están en lista de espera, levantar barriadas para obreros, depuradoras para los ríos, trasvasar el Ebro de inmediato, cárceles para criminales y forajidos, hospitales, guarderías públicas…, tajo hay para que el paro desaparezca, pues trabajando los albañiles, ya se sabe que todo se pone en funcionamiento".

Quizá mi compadre El Miscelánea, esté en la onda, pero ¿tiene el Estado euros en reserva para emprender tamaña hazaña políticosocial? Hemos escuchado decir al presidente que existe un superávit. O sea que es optimista. Habría que recordarle una frase de Balzac, esta: "En las grades crisis, el corazón se rompe o se curte". Mi compadre El Miscelánea, piensa que hay que dejarse de aforismos al respecto y ponerle más atención a lo que anuncia el Fondo Monetario Internacional, acerca del futuro inmediato de la economía española, porque a dos de sus compañeros de mus, le han dado ayer mismo la papela del despido. No saben cuando volverán a la obra de los chalets. Vaya panorama.