La Generalitat no abandona la irresponsabilidad

La Generalitat todavía está a tiempo de volver a la senda de la responsabilidad, desactivar el 1-O y convocar elecciones

Cuando apenas quedan seis días para el 1-O, la Generalitat, lejos de enfriar el caldeado ambiente en Cataluña, sigue manteniendo una actitud absolutamente irresponsable. Por lo pronto, mantiene la convocatoria del referéndum ilegal, pese a que sabe perfectamente que sólo puede ser una pantomima. No tienen papeletas, ni urnas, ni censo, ni mesas constituidas, ni una autoridad electoral... Sin embargo, sus responsables siguen insistiendo en que el próximo domingo los catalanes podrán votar, preparando así un caldo de cultivo para la frustración de los ciudadanos, cuya reacción es difícil de prever.

Además, el jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, no acudió ayer a la reunión para coordinar el dispositivo de seguridad del 1-O, que estará dirigido por un coronel de la Guardia Civil por decisión de la Fiscalía. Aunque mandó a un subordinado, Trapero sabía perfectamente la importancia de la reunión, a la que sí acudieron los máximos responsables de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en la comunidad catalana. Pueden ser comprensibles hasta cierto punto las envidias y celos profesionales entre cuerpos policiales, pero el desaire de Trapero -hombre de confianza de la Generalitat- va mucho más allá y dificulta las labores de un órgano que es de gran importancia, ya que, entre otras cosas, coordinará la seguridad pública en unas jornadas que pueden ser sumamente complicadas y en las que es posible que se vivan momentos de extraordinaria tensión. Ningunear la reunión, que exigía a todas luces el más alto nivel, es un flaco favor a los ciudadanos.

Finalmente, en los últimos días crece con fuerza la posibilidad de que la Generalitat haga una declaración unilateral de independencia (la ya conocida en medios políticos y periodísticos como la DUI). El propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, coqueteó con esta posibilidad en una entrevista televisiva el pasado domingo. De producirse la DUI, la tensión en Cataluña sería insoportable y obligaría al Gobierno de España y a la Justicia a tomar medidas mucho más drásticas, incluida la intervención de la autonomía catalana y la detención de sus principales responsables, un escenario ideal para los radicales -dentro y fuera de Cataluña- que quieren convertir el 1-O en una impugnación de la Constitución y de lo que ellos denominan el régimen del 78.

La Generalitat todavía está a tiempo se volver a la senda de la responsabilidad, desactivar el 1-O y convocar elecciones autonómicas. Después entraríamos en otro tiempo político. Éste está agotado y es cada vez más peligroso.

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