Tribuna

josé Luis García-Palacios

Presidente de Interfresa

Con las cosas de comer...

El sector agrario, al igual que otros tantos sectores económicos, no se libra de acciones claramente ilegales a las que hay que poner freno

Con las cosas de comer... Con las cosas de comer...

Con las cosas de comer...

Efectivamente, todos hemos aprendido que "con las cosas de comer, no se juega". Sin embargo, año tras año contemplamos cómo hay quien de este propósito hace su particular interpretación y lleva a cabo una tergiversada traducción del mensaje de esta máxima popular. Recientemente hemos tenido el ejemplo de la cadena de supermercados Aldi en España, la cual, en un acto de insuperable bondad comercial, decide poner a disposición de su clientela una promoción de fresas de Huelva a un precio tan increíblemente bajo que nos hizo reaccionar desde Interfresa para poner coto a semejante despropósito.

Habrá quien piense que esa bonhomía tenía gato encerrado, por favor, no sean ustedes malpensados… Es evidente, las intenciones en este tipo de actuaciones son tan claras que pueden tener por seguro que no responden a esa virtud empática que ilusamente imaginamos, siempre van encaminadas a buscar el fin último y lícito de cualquier empresa, vender más, pero en este caso a costa de un producto tan atrayente y distinguido como las fresas, como en otras ocasiones han sido el aceite de oliva virgen extra, el ibérico, etcétera. Sin apenas detectarlo, el consumidor es utilizado y dirigido por ese efecto llamada ya que una vez en ese supermercado, lo que por un lado ahorre en el coste de nuestro fruto rojo por excelencia, será invertido, muy por encima, en otras adquisiciones innecesarias, a primera vista, lográndose así el fin perverso que se perseguía. A ninguna cadena de distribución se le ocurre abaratar la sal, el azúcar o los palillos de dientes, por muy apasionados que seamos de estos productos tiene poca repercusión. Claro que todo tiene sus límites éticos y además legales.

También habrá quien se pregunte el por qué deben limitarse este tipo de acciones comerciales. Es sencillo. Cuando una empresa vende su producción, sea la que sea y a pesar de todos los esfuerzos de inversión en calidad, seguridad y certificados garantes para el consumidor que se exijan, terminamos arrogándonos a la ley de la oferta y demanda, en definitiva al mercado. Lo que no es ventaja para nadie no supone inconveniente para ninguno, hasta aquí bien. Pero si el distribuidor final decide echar por tierra todo lo anterior con el objeto de aumentar su facturación y venta con esa iniciativa de atracción clientelar, entonces incurre en algo tipificado en el Código Civil como "venta a pérdida", lo cual es un delito, netamente punible y fácilmente demostrable.

La libertad de precios es un principio básico en cualquier relación comercial, pero sin embargo se incurre en una clara competencia desleal cuando lo que se pretende es confundir a los consumidores, desacreditar a otro producto/servicio o incluso intentar eliminarlo. Y por ahí no vamos a pasar porque nuestros productores y cadenas de distribución dejan en el camino mucho esfuerzo y valor económico como para consentir, además, que se produzcan estas prácticas ilegales a todas luces.

Vemos pues, que el sector agrario, al igual que otros tantos sectores económicos, no se libra de acciones claramente ilegales a las que hay que poner freno en defensa de unos intereses colectivos que se han visto claramente lesionados.

Y es esta una de las responsabilidades de la interprofesional de la Fresa de Andalucía, Interfresa, velar por la seguridad del sector en estas cuestiones y actuar con diligencia, corrección y contundencia. Ha sido destacable la actitud de la Consejería de Agricultura a este respecto, así como la de la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), en quienes tenemos que apoyarnos para tener ese respaldo y reforzar cada paso que se dé en el ejercicio de nuestras obligaciones.

En igual medida, tengo que reconocer y agradecer que los medios de comunicación, no sólo con carácter provincial, sino incluso regional y nacional, hayan sido el mejor altavoz que podía tener nuestra reclamación, acudiendo y mostrando un apoyo total y absoluto a nuestras actuaciones en un claro ejemplo de compromiso social.

Creo que podemos congraciarnos todos por el desenlace final: el sector por la unión reflejada en las actuaciones de Interfresa y por la ordenada contundencia cuando nos asiste ampliamente la razón y la Administración, porque le resulta más fácil en estas cuestiones tener una interlocución ágil con el administrado. Incluso a la propia distribución alimentaria, si vamos de la mano de forma acompasada estoy seguro de que seremos más eficientes y eludiremos charcos donde meternos. Solo nos queda también reconocer la reacción de la propia empresa, Aldi, porque rectificar es de sabios. Evitemos caer en nuevos errores de este tipo por favor, sirva de aviso para navegantes, porque ya sabemos todos que, como decía al principio, "con las cosas de comer, no se juega".

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