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Asfixiados por los Llanos de Villamartín

  • Un grupo de agricultores de este pueblo denuncian la situación que sufren por la alta deuda que han de asumir tras las obras

  • La Comunidad de Regantes defiende su gestión

Tres comuneros de los regadíos explican su situación.

Tres comuneros de los regadíos explican su situación. / ramón aguilar

Dicen que la que iba a ser la locomotora que iba a tirar de la economía de Villamartín y la comarca les está "asfixiando" económicamente. Hace más de 25 años, la Junta de Andalucía declaró el proyecto de los regadíos de los Llanos, con 3.005 hectáreas de terrenos, como una obra de interés general. Por ella pelearon formaciones de distintos signos políticos y vecinos del pueblo. Hubo fotos oficiales y más de 17 millones encima de la mesa. Unas obras cuyo 60% se financiaba con dinero público y el resto lo asumían los comuneros mediante préstamos.

Hoy los Llanos, el buque insignia pensado para transformar la zona agraria de Villamartín hacía unos planteamientos más competitivos y modernos, se ha convertido para un grupo de agricultores de este pueblo en una "pesadilla". Han de hacer frente a la deuda que la Comunidad de Regantes afrontó con la Junta para ejecutar estas obras de regadío y a estos afectados no les salen los números porque el pasivo de ese préstamo va, según dicen, "en aumento". Eso ha provocado un cisma en la propia Comunidad de Regantes, que aglutina a 276 socios.

El proyecto, con más de 17 millones de inversión, lleva el agua a 3.005 hectáreas

Antonio González y Romina Holgado son dos los comuneros que presentaron hace algunos meses una candidatura alternativa en la Junta de Gobierno de esta Comunidad y dicen sentirse legitimados -por el respaldo que recibieron- a hablar. "Empezamos en 2011 a pagar la deuda de los regadíos y cada comunero hacía frente a 40 euros por hectárea y año. En 2017 tenemos que asumir 853 euros por hectárea y año, más los costes del consumo del agua, IBI y otros recibos. Y todo ello sin que empecemos a sembrar ni adecuar nuestras parcelas al regadío, cuya red se queda a las puertas de nuestras tierras y sin tener instaladas las propias redes móviles de los riegos", explican basándose en las cuentas que manejan. Y añaden: "Lo que nos quita el sueño son los 14,5 millones de euros que los comuneros debemos pagar de aquí a 2042. Y no se puede hacer frente a ello", lamentan. "Yo, con este crédito, dejo entrampado a mis nietos. Es imposible vivir de tu parcela con esta deuda", dibuja Antonio González, que exige a la Comunidad de Regantes una "gestión eficiente" para buscar soluciones a esta situación.

Pero, además, estos agricultores van más allá. Dicen sentirse "estafados" por unas obras "mal ejecutadas y entregadas sin acabar" que han hecho aguas literalmente en algunos sectores, como una de las balsas de riego, que no entró en servicio porque se hundió. El caso es que, según explican, la mayoría de las hectáreas que están en regadíos están explotadas por empresas foráneas de Villamartín. "Ni los agricultores ni los comuneros de Villamartín las están explotando porque no tenemos vías de comercialización para esos productos. Y encima nos ahoga una deuda de 25 años con la Comunidad de Regantes, que es insostenible", critican. Así, algunos parcelistas optan por alquilar sus tierras para poder hacer frente a los gastos. "Estoy indignado porque cojo 1.500 euros del alquiler de mis tierras y pago cerca de 3.000 a la comunidad; y tengo que poner de mi pensión. Tendré que vender la parcela o dejar el futuro de mi hijo hipotecado. Y veremos a ver las derramas que vienen, que ya nos hemos gastado más que en las obras", lamenta Manuel Valencia, otro comunero.

Hay que destacar que en los últimos tiempos la visión de los Llanos se ha transformado con cuadrillas de decenas de trabajadores, muchos de fuera, recogiendo melones, zanahorias y tomates para firmas foráneas, entre ellas, una francesa que tiene sus propios canales de distribución. "No es que los agricultores de Villamartín no seamos emprendedores. Es que arrastramos una asfixia por las obras que nos impide cultivar y poner en riego nuestras parcelas. Se nos prometió un centro de transformación agroalimentario, Agroinnova, para dar salida a los productos. Vino hasta un consejero de la Junta y no hay nada. No tenemos ninguna vía de comercialización y nuestros productos se quedarían en el campo", explica Romina Holgado.

El presidente de la Comunidad de Regantes, Bernardo Ramírez, rechaza estas críticas y defiende la gestión realizada por la Junta de Gobierno. "Ahora hay quejas con los Llanos. Nadie dijo nada cuando todo el mundo realizó la reserva de las tierras y estuvo de acuerdo con la firma del aval bancario para la realización de las obras", criticó. El presidente de la comunidad refuta las cifras sobre las deudas que manejan los integrantes de la candidatura alternativa. "Se deben unos 6.250.000 euros a la Junta y unos 900.000 a Aqualia", explicó y achacó los 853 euros por hectáreas al pago de tres canon de agua atrasados y a que no se quiso firmar una operación bancaria.

Ramírez reconoce que ha habido deficiencias en las obras. "Es cierto que ha habido vicios ocultos que han salido cuando se echaron a andar los regadíos". Anuncia, además, que la comunidad está trabajando para que la Junta de Andalucía incluya dentro de la ITI Cádiz el arreglo de una de las balsas que quedaron inutilizadas por hundimiento y que ha supuesto mayores costes. Ramírez defiende que los riegos se encuentran en un alto porcentaje de rendimiento. "El 85% de esas tierras están en riego". En cuanto a las dificultades del agricultor local para comercializar productos hortícolas señala: "Si no se cambia la mentalidad y se sigue sembrando trigo y girasol como antes, con eso no se puede pagar los riegos. Tenemos que pasar de agricultores a empresarios, montando nuestra propia cooperativa y redes de comercialización. Y estando unidos".

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