defensa | la unidad más joven de la flotilla de aeronaves se prepara en la provincia

En el nido de los drones

  • Torregorda es ya la casa de la Undécima escuadrilla, la unidad de aviones no tripulados de la Armada

  • El último 'scaneagle' anida en una sede renovada para la ocasión

En el nido de los drones / VÍDEO: FITO CARRETO

El lugar que en los 70 fuera escenario de la película Cateto a babor, con Alfredo Landa, se ha convertido en la casa de los scaneagle, un moderno sistema aéreo pilotado remotamente en el que la Armada no podía dejar de embarcarse. Las instalaciones que fueran escuela de artillería y que estaban dejadas, son ahora, tras asfaltarse la zona y realizar obras en los edificios, las oficinas de la unidad más joven de la Flotilla de Aeronaves. Torregorda, entre Cádiz y San Fernando, es ya el nido de los 'drones' de la Armada -utilizando el nombre como se conocen comúnmente a los aviones no tripulados-, que ofrecen con sus ojos de águila, de día y de noche, nuevas capacidades desde la señera base de la provincia gaditana.

"Esto era todo arena", nos comentan al llegar al aparcamiento de las oficinas de la Undécima Escuadrilla. Están en el Polígono de Tiro Janer, al lado del centro de ensayos. "Por estos pasillos hemos puesto instrumentos viejos de observación de tiro, y antiguas armas con las que se adiestraban los alumnos para que se vea un poco la historia del lugar. Nos falta que nos lleguen algunos escudos -con un águila (eagle) volando de noche, cuando principalmente actúan- para colocarlos por aquí", explica el capitán de corbeta David Juárez, jefe de la Undécima escuadrilla desde su minuto uno de vida, en julio de 2014.

La Undécima ha venido a darle algo más de vida a Torregorda por cuestiones legales. Por el momento, la legislación no permite volar aviones no tripulados en el mismo área que los tripulados. Por eso, aunque echaron a andar en la Base de Rota, donde está el resto de la Flotilla de Aeronaves, con su propio aeropuerto y el de Jerez cerca su permanencia allí "era inviable". "Aquí tenemos un pasillo programado, salimos al mar y no interferimos en la población", afirma Juárez recordando los inicios, "un trabajo muy ilusionante" en el que han tenido que empezar desde cero. "La Armada lleva haciendo barcos 500 años, sabe todo lo que conlleva, pero en esto no teníamos experiencia", asegura.

La escuadrilla, que se puso en marcha con un pequeño equipo, la forman actualmente unas 50 personas repartidas estos días, como curiosidad, entre 17.000 kilómetros de la Tierra. "Hay compañeros haciendo cursos en EE.UU., gente aquí y un equipo en Somalia en la Operación Atalanta", explican mientras entramos en el hangar donde se guardan sus aeronaves más preciadas. Allí están también los blancos aéreos (Scrab y Chukar) que la Armada utiliza para el adiestramiento de tiro de sus buques. Y es que la Undécima ha absorbido la Agrupación de Blancos de Tiro Naval (ABTN), que ya estaba en Torregorda, con su personal incluido.

Pero la niña bonita es el scaneagle, un pequeño vehículo de fibra de carbono de apenas 22 kilos pero con múltiples posibilidades. El jefe de la Flotilla y parte de su equipo muestran a Diario de Cádiz el último que ha llegado, apenas lleva allí un par de meses y sólo ha volado una vez. Pertenece a la segunda tanda de estos sistemas -cada uno con su cuatro aviones- de la compañía Insitu, filial de Boing, y que mejora a los anteriores, "más robustos y más avanzados en la calidad de imagen", manifiestan. "El primero fue un regalo de Reyes, llegó el 7 de enero de 2015", dice Juárez.

El capitán de corbeta, que ha sido piloto de Harrier de la Novena escuadrilla, enumera sus ventajas y muestra dónde va colocado cada elemento. Las misiones que pueden realizar son muy variadas, principalmente reconocimiento, vigilancia e inteligencia (ISR), pero también de apoyo a operaciones especiales, señalización de blancos a aviones o artillería, corrección del tiro artillero y, en el ámbito civil, para la detección de incendios o control de fronteras. El 'dron' tiene instalado un sensor de infrarrojos y una cámara que transmite las imágenes al centro de control en tiempo real. Su vuelo es discreto, no requiere pista, se lanza con catapulta y se recoge a través de una grúa modificada a la que se engancha a través de su GPS. Dos pilotos lo manejan desde el centro de control, que consta de dos ordenadores con tres amplias pantallas.

"Con el UAV (siglas en inlgés), el mando que tenga tomar la decisión en una operacion lo está viendo todo en tiempo real. Es difícil que lo detecten y no se asume el riesgo de personas", aseveran. Y no hay que dejar atrás el "notable" ahorro económico. Con dos litros de combustible, el scaneagle puede volar siete u ocho horas y un helicóptero necesita mil, cuentan por la escuadrilla. "Es una gran ventaja táctica y se complementa, sin sustituir, con el resto de aeronaves".

Quizás por ello la Armada haya subido el nivel de ambición, y quizás por ello sus nuevos ojos hayan pasado a la acción real de forma rápida. Aunque es una escuadrilla joven, ya lleva tres participaciones en la operación Atalanta, en 2015, en 2016 y ahora, y se estudia que puedan ir a otras misiones. "¿Qué hubiera pasado si en el secuestro del Alackana o el Playa de Bakio hubiéramos tenido un avión 24 horas sobrevolando el barco?", ponen de ejemplo.

Aunque es aún pronto, este sistema pionero, en el que ya están entrando los distintos cuerpos de seguridad del Estado y los ejércitos por sus posibilidades, le está dando a la Armada buenos resultados. De hecho, la Undécima espera un tercer sistema de estos scaneagle a los que habrá que hacerle un hueco en el cuartel, al final de playa de Cortadura.

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