Relaciones laborales en la provincia

Repunta la conflictividad laboral en la provincia tras años de recortes

  • La provincia fue la quinta de España con más trabajadores implicados en huelgas durante el pasado año

  • El 30% de los trabajadores con convenio en vigor no tuvieron subida salarial

143.954 horas de trabajo perdidas por los 2.938 trabajadores que siguieron las 28 huelgas que en 2017 convocaron a 6.633 personas. Ese fue el panorama de la conflictividad laboral en la provincia el pasado año, según los datos aportados por la Confederación de Empresarios, lo que sitúa a Cádiz como la quinta de España con más trabajadores en huelga, sólo por detrás de Madrid, Barcelona, Sevilla y Málaga, y la séptima con más horas de trabajo perdidas. Para la provincia es un pequeño incremento con respecto a 2016, el año en que se perdieron en España menos horas trabajadas por causa de huelga de todo lo que va de siglo.

Un 44% de los trabajadores de la provincia convocados a esas huelgas siguieron las medidas de presión. En Madrid, la provincia con más huelgas convocadas y más trabajadores implicados, el seguimiento de las mismas no alcanzó un 30%. En Málaga, la provincia andaluza con más conflictos durante 2017, los seguimientos no alcanzaron el 34%. Todos estos datos suponen un ligero repunte en la conflictividad laboral de la provincia y un timidísimo regreso al espíritu combativo de Cádiz que, según siempre lamentaron los empresarios, tantas dificultades suponía para la atracción de inversiones. "Esto ya no es así, hace tiempo que Cádiz no se puede considerar una provincia conflictiva", considerada el presidente de los empresarios gaditanos, Javier Sánchez Rojas.

Así lo parece apuntar el arranque del año. En los tres primeros meses de 2018 los datos hablan de un ejercicio relativamente tranquilo. En ese trimestre se han convocado seis huelgas que han supuesto una pérdida de algo menos de 18.000 horas y han participado 139 trabajadores de los 180 convocados, un seguimiento, como siempre, algo más alto que en el resto de territorios. Pero aún así, pocos conflictos.

En la comparativa lo que realmente se detecta es un espíritu de respuesta laboral ínfimo en comparación con lo que sucedía antes de la llegada de la crisis, que ha azotado de manera salvaje el tejido empresarial y que en los años más duros, 2012 y 2013, se llevó por delante 7.500 empresas, un 13% de todas las que había en 2008, y nos dejó una tasa de paro del 40%, que, como entonces se decía, era superior a la existente en la franja de Gaza. La responsable de CCOO en la provincia, Lola Rodríguez, ya lo reconocía recientemente: "Durante la crisis, quizá por miedo a perder el trabajo, hubo menor presencia en las calles", pero al mismo tiempo detectaba "un movimiento social importante producto del hartazgo para salir de esta situación". Aún así, no fue hace tanto y el susto todavía dura. Por entonces la conflictividad laboral era prácticamente nula y lo que se contaban eran los caídos del camino, es decir, expedientes de regulación de empleo, cierres patronales, bajadas de salarios... Ahora el empleo regresa, pero con una gran precariedad y con empresas todavía débiles, lo que hace que los incrementos salariales que se están dando en los convenios de la provincia no sean muy notables. En la actualidad, según el boletín sociolaboral de la CEA, de los 515 convenios en vigor en Andalucía, el 43% de los de empresa registraron un incremento salarial igual o inferior a cero. Esto supuso que el 30% de los trabajadores andaluces con convenio no hayan registrado ninguna subida salarial en su último acuerdo con su empleador. Ni siquiera, en la provincia, se ha mejorado en otros aspectos. Si en 2017 la jornada media era de 38,9, ahora es de 39,3. La CEC pide paciencia. El golpe de la crisis aún duele en el empresariado.

Son datos que demuestran que uno de los grandes perdedores de la crisis económica han sido los sindicatos. Las armas con las que defenderse se han visto notablemente menguadas. Si en el año 2010 un 82% de los trabajadores estaba bajo la cobertura de un convenio colectivo, en 2017 sólo lo estaban un 51%. El número de trabajadores que tienen coberturas de convenios provinciales se han visto reducidas a la mitad, mientras que se mantienen estables los trabajadores con coberturas de convenios nacionales, mucho menos beneficiosos

El producto de aquel miedo del que hablaba Rodríguez fue que en el año 2013 sólo se convocaron en la provincia nueve huelgas que afectaron a 1.496 trabajadores, pero sólo fueron a la huelga 595, menos del 39%. Las jornadas pérdidas apenas superaron las mil. Visto así, y contando con que el año 2013 fue un año muy especial en la historia de las relaciones laborales por esa paz laboral que no era paz, sino miedo, podría parecer que la conflictividad laboral se ha disparado en la provincia. 8.000 horas de trabajo perdidas frente a 143.000 es un incremento abismal. Pero hay que enfocar algo más lejos.

En octubre se cumplirá una década del estallido de la crisis. ¿Qué ocurría en el marco de las relaciones laborales aquel año? Fueron 47 huelgas y se convocó a 50.664 trabajadores, de los que fueron a la huelga más de 21.000. Frente a los menos de 3.000 del año pasado es indudablemente otro mundo. Pero es que en 2007, en plena bonanza, llegaron a ir a la huelga 150.191, la mitad de los trabajadores convocados ese año en las 45 huelgas que se declararon. Es un dato distorsionado porque aquel fue el año de una huelga provincial sin precedentes, la que protestaba contra el cierre de Delphi y que anunciaba un nuevo y desagradable tiempo. Aquella huelga, y las otras 44, colocaron a Cádiz a la cabeza de las horas laborales perdidas.

Para el presidente de los empresarios de la provincia, Javier Sánchez Rojas, las grandes cifras hay que bajarlas al suelo y, sobre todo a Cádiz, "donde se han firmado 130 convenios colectivos que tienen un padre y una madre. Se llegan a acuerdos y la negociación colectiva fluye. Nuestras relaciones con los sindicatos son buenas y en los grandes temas, desde el corredor a la autopista, vamos de la mano".

Los empresarios detectaron "un punto de inflexión en torno a 2012, cuando Cádiz salió del medallero de provincias más conflictivas. Habíamos caído al precipicio de la crisis y habíamos caído todos, ellos y nosotros, y tanto ellos como nosotros hemos aprendido mucho".

Por eso, sólo achaca un pequeño crecimiento en la conflictividad a que ésta aumenta cuando aumenta la actividad económica y a que venimos de unos años en que ésta era prácticamente inexistente. "En ningún momento podemos hablar de alta conflictividad y la prueba es que ni unos ni otros hablamos de ello, ha salido por completo de nuestra agenda".

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