Provincia de Cádiz

Una comarca 'reinundada'

  • La Janda está harta de achicar agua tras dos fines de semana de lluvia continua

  • Desprendimientos en las laderas de Vejer, donde se suspenden las clases

  • El campo de Conil sufre daños cuantiosos

Hay veces en las que el refranero popular o los dichos de toda la vida se quedan cortos. Eso es lo que ha pasado los dos últimos días en La Janda, donde todo el mundo dice que en esta zona de la provincia llueve sobre mojado, cuando no es así. Porque en esta comarca llueve, sí, pero sobre inundado. Y es que tras la descomunal tromba de agua que cayó el último fin de semana de noviembre especialmente en Conil y en Vejer, el domingo y la madrugada de ayer no han hecho sino repetir la misma historia, para desesperación de los afectados. A estas alturas los conileños y los vejeriegos, hartos de achicar agua, sólo esperan que las bayetas que penden sobre sus cabezas en forma de nubes hayan quedado ya perfectamente escurridas para tener así unos días de tregua para poder terminar de hacer limpieza, tirar lo inutilizable y cuantificar los daños.

"De aquí no se salva nada. Ha caído mucha agua y la asfixia radicular acabará con la plantación". En una finca de El Colorado, Bartolomé Ramírez, presidente de la Cooperativa agrícola Nuestra Señora de las Virtudes, de Conil, mira con pena a unas cebollas que ya están condenadas. Toda la plantación rebosa agua y eso hará que se pudra la raíz o que surjan los hongos. En fin, que se acabó. Y lo mismo sucede en el otro margen de la carretera, donde esas coliflores ya no verán la luz. El agua es buena para el campo, pero las inundaciones son mortales.

Ramírez ve diferencias claras entre lo que sucedió hace una semana y lo que ha pasado estos últimos días. "Ahora ha sido una lluvia continua de casi 20 horas seguidas, pero los estacazos fuerte de agua se vivieron el primer fin de semana y no en este. Y hace siete días, además, el campo estaba seco y absorbió medianamente bien toda el agua caída. Pero ahora no ha podido hacerlo otra vez, era imposible", reflexiona el presidente y alma mater de Las Virtudes, que apostilla que la situación que se vive en El Colorado se repite igualmente entre los agricultores de Barrio Nuevo, Roche y otros puntos del municipio conileño.

La cooperativa hace recuento de daños. Y la tarea no es fácil. La mayoría de los socios están desesperados quitando agua y fango de sus plantaciones. En un invernadero de El Colorado sus trabajadores llevan horas salvando el mayor número de tomates posibles. Ya son comestibles, aunque si no hubiese llovido tanto habrían seguido en sus matas algunas semanas más para ganar en madurez y en dimensiones. Pero había tanto fango que convenía salvar todo lo que fuera mínimamente salvable, antes de que empezaran a pudrirse.

Una vez que los daños estén cuantificados, la cooperativa Las Virtudes confía en que las administraciones cumplan sus promesas y den luz verde a las ayudas al campo jandeño prometidas la semana pasada. Esperan ese guiño a un sector que no gana para sustos.

El campo ya no puede absorber toda el agua caída. Lo dice Bartolomé Ramírez y lo atestigua cualquier vistazo que hagas a izquierda o a derecha de la autovía que une Conil con Vejer. Sí, tiene que ser por la autovía, porque el tramo de la vieja carretera N-340 que enlaza ambas poblaciones está cerrado al tráfico rodado. Los arroyos cercanos lo han inundado todo y la circulación se hace peligrosa. Con el paso de las horas se limpiará la carretera y se abrirá la misma, pero en la mañana del lunes más vale ir sobre seguros, que el barro es muy caprichoso.

Y si no que se lo digan a las laderas de Vejer, que ayer se empeñaron en dar sustos, uno tras otro. Las situaciones más complicadas se vivieron en La Barca de Vejer, donde se desprendió una parte de la ladera sobre la carretera autonómica A-314 que conecta con Barbate. Esta vía sufrió restricciones en la circulación que desaparecieron cuando una retroexcavadora logró retirar una gran roca que cayó acompañada de tierra y trozos de laja cerca de la Venta Pinto.

Pocos minutos después se conocía que en el acceso principal a Vejer desde la autovía A-48 también había desprendimientos. Efectivamente, arriba del todo, al lado ya del casco urbano vejeriego, las mallas metálicas colocadas para prevenir caídas de piedras y rocas sobre la calzada se veían incapaces para cumplir su cometido.

Pero es que aún hubo más. Otro punto complicado se situó en la carretera de acceso a Vejer por El Corral del Consejo, la conocida como cuesta de la Cantera. La acción de tanta agua caída durante tantos días hizo que se abriera una grieta sobre el asfalto. Ello obligó al cierre preventivo de esta vía que comunica el casco urbano de Vejer con la A-314 y luego con la N-340.

Hasta nueve carreteras se cortaron en la mañana de ayer en La Janda. Esta situación fue trasladada por el alcalde de Vejer, José Ortiz, al delegado territorial de Educación, Juan Luis Belizón, y ambos acordaron suspender las clases en el municipio, ya que muchos alumnos llegan al pueblo desde las zonas rurales en autobús y las carreteras y caminos estaban en mal estado.

Sólo en la localidad vejeriega se recogieron más de 130 litros por metro cuadrado en apenas 24 horas. Ello hizo que se volvieran a inundar calles, se elevara el nivel de los arroyos y que el río Barbate de desbordara en varios puntos. La acción del agua motivó que varios miembros de una familia quedaran aislados por espacio de varias horas debido a un desprendimiento ocurrido en el carril de Catalina Pérez, que sale desde la carretera de los militares, en Vejer.

A primera hora de la mañana de ayer también fue cerrada al tráfico la carretera A-2230, que une Vejer con El Palmar, aunque el tráfico se normalizó horas después, cuando desaparecieron las precipitaciones. Y que esta carretera quedara abierta, al igual que la que conecta El Palmar con Conil, puede considerarse un milagro, ya que en sus márgenes eran apreciables numerosas lagunas originadas por tanta agua almacenada que enterraban numerosos campos de cultivo.

El Palmar es hoy lo más parecido a un enclave bélico. En la carretera de la playa no se apreciaban ayer nuevos desperfectos adicionales a los que ya se registraron una semana atrás y que fueron de extrema seriedad. Pero este fin de semana sí ha traído inundaciones en chalés, fincas, viviendas particulares, tiendas y hasta en una farmacia. La zona cercana a la Torre fue en esta ocasión la más damnificada en esta pedanía vejeriega.

Pero también había ayer lamentaciones en Barbate, donde la subida de nivel del arroyo de Mangueta en la pedanía de Zahora precisó la intervención de maquinaria pesada para retirar parte de la arena arrastrada por el agua y que había creado una especie de presa que provocó la inundación de caminos y la llegada del agua a varias viviendas.

En La Janda, una comarca que tiene los dedos arrugados de soportar tanta agua, llueve sobre inundado. Por eso se prepara una avalancha de peticiones de ayudas en Conil y Vejer para poder hacer frente a los daños ocasionados por la lluvia en viviendas y enseres. En Conil ya se ha retirado medio centenar de reclamaciones y en Vejer se ha iniciado ya este mismo procedimiento. Ambos municipios tienen por delante un mes para formalizar estas reclamaciones ante el Gobierno central. Un mes en el que conileños y vejeriegos sólo esperan poder limpiar sus casas en paz sin necesidad de tener que seguir mirando al cielo.

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