Caso obra nueva Los entresijos de una actividad ilegal generalizada en la provincia

Un corredor de Chiclana vendía en El Puerto los certificados de Pallí

  • Dos promotores que compraron documentos falsos de antigüedad de casas inexistentes desvelan el sistema empleado: encargo al chiclanero de un papel del arquitecto, al que no han visto en su vida

La casi febril actividad que durante algunos años ha tenido el arquitecto Joaquín Pallí Selga, que en los últimos tiempos, día sí y al otro también, ha sido noticia por verse implicado en numerosos casos de obra nueva fraudulentos en dos localidades de la provincia, Chiclana y El Puerto, en el caso de este último municipio tiene una explicación de lo más sencilla. Y es que, según ha podido determinar este diario, Joaquín Pallí Selga ni tan siquiera giraba visita a los terrenos en los que después certificaba que se alzaba una edificación con una antigüedad superior a cuatro años, lo suficiente para que el ayuntamiento no pudiera iniciar un expediente sancionador al prescribir la irregularidad urbanística.

Eso explica cómo es posible que Pallí Selga hubiera llegado a rubricar en un año más de 600 certificados, lo que, sin contar vacaciones ni fines de semana ni festivos, sale a una media superior a dos al día.

Este periódico ha logrado hablar con dos promotores de El Puerto que han edificado viviendas ilegales amparándose en certificados falsos que cuentan con la rúbrica de Pallí, quienes han desvelado cómo lograron hacerse con un documento, una simple hoja, que, como por arte de magia, les abrió las puertas de Notaría, Registro y hasta del Banco.

Ambos han apuntado a una misma persona: un corredor de Chiclana, al que conocen sólo por su supuesto nombre de pila, Guillermo., que acostumbraba a recorrer los diseminados de El Puerto a la "caza y captura" de clientes.

J.P.M. explica cómo fue en su caso: "El corredor de Chiclana paraba por Montes de Oca, y por el resto de EMAs (Edificaciones Marginales Aisladas), buscando a gente que estuviera construyendo o que quisiera comprar un terreno para construir, para saber si tenían papeles. Y él se ofrecía para conseguirte papeles de obra nueva".

El 'mágico' papel llegaba en un tiempo récord. "Te pedía escrituras del terreno, y una fotocopia de tu carné de identidad. Y en tres o cuatro días, obtuve yo el certificado que firmaba Pallí". El testimonio que ofrece M.J.G.P. es calcado. En su caso, otros 'clientes' de Pallí le dijeron dónde podía dar con el corredor que gestionaba la venta .

Por ello, ni uno ni otro, aunque tienen en su poder papeles firmados por este profesional en Chiclana (en los que se asevera que se ha presentado en la finca de El Puerto en la que se le ha "interesado certificado de antigüedad", y que tienen hasta el sello de visado del Colegio de Arquitectos), pueden dar ni una descripción física suya. "Yo no llegué a verle la cara. El corredor me trajo un papel suyo, y yo pagué. Eso fue todo", remacha J.P.M.

Con estos papeles, se personaban en Notaría, y en una mañana, montaban todo el 'tinglado'. "El mismo día firmabas para comprar la parcela. A renglón seguido, se firmaba otro papel de división horizontal con la obra nueva, gracias al certificado del arquitecto, y automáticamente vendías los futuros chalés, antes de hacerlos. Te cobraban por lo que tú declarabas. Y así estaba la Notaría, que llegaba la cola abajo", narra uno de los 'clientes' de Pallí.

Porque el arquitecto no sólo no giraba las visitas que aseguraba en sus certificados. Ni tan siquiera acudía a la Notaría para las operaciones de compra venta, para certificar la supuesta casa antigua existente con la declaración de obra nueva. Y es que, como ha comprobado este diario, tanto Pallí como otros profesionales que han actuado en El Puerto, rubricando supuestamente fraudulentos papeles de antigüedad, caso del ingeniero industrial Diego García García, tenían dispuesta la 'infraestructura' necesaria: sus firmas estaban "legitimadas" para operar allí por certificado notarial. "Doy fe de considerar legitimada la precedente firma por haber sido puesta a mi presencia", reza copia de un certificado de estas legitimaciones previas de los profesionales en poder de este diario, documento en el que el notario matiza que, para ello, "previamente le he identificado con su DNI".

"Todos sabíamos lo que hacíamos. También el que compraba algo que no había", reconoce uno de los promotores con los que ha hablado este diario. Ha hecho media docena de promociones, y por alguna, está ahora mismo procesado. No niega su responsabilidad, aunque le indigna que, a la hora de pagar, se vaya a quedar solo.

Porque algunos otros lograron que esas casas ilegales fueran legalizadas por decretos del anterior gobierno de Independientes Portuenses. En su caso, no hubo decreto, pero por mediación de ex ediles de IP, le dieron luz y agua. Y hasta de alta en el padrón del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles). Y luego llegaron con las multas.

"Vale, aquello era ilegal, pero dígamelo usted antes de coger el dinero", espeta a todos los implicados en una actividad al margen de la ley que se convirtió en costumbre y que ha reportado pingües beneficios a todos los participantes.

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