Provincia de Cádiz

El joven madrileño plantó dura batalla a sus asaltantes antes de ser apuñalado

  • El supuesto autor de los navajazos que causaron la muerte a Juan Mena, y sus dos compinches, todos delincuentes habituales de 19 años, pasan hoy a disposición judicial. En su casa ha sido hallada el arma

Él intentó evitar problemas. De hecho, cuando, estando con su amiga Alma, sentado a las seis de la mañana en el banco de la calle Chiclana, en Conil, llegaron los tres para atracarles, les dio dinero. Pero ellos no se conformaron. Y uno, con el  casco de su moto,  golpeó  a la chica en la cabeza para arrebatarle el bolso.

Fue entonces  cuando Juan Mena Sánchez, de 21 años, natural de Madrid y asiduo visitante de la localidad jandeña, defendió a su amiga “como un jabato”. Comenzó a propinar golpes a los asaltantes. Hasta que uno sacó la navaja y le asestó dos puñaladas  en el tórax (una, mortal de necesidad al seccionarle la yugular), que cuatro horas después, le causaron  la muerte.

Fue supuestamente Juan C.M, conocido como El Correcostas, el que le apuñaló.  Domiciliado en la  cercana calle Rosa de los Vientos, bocacalle de la vía en la que el madrileño estaba sentado con su amiga,  en el registro de la vivienda, practicado la noche del domingo, la Guardia Civil halló ropa y una navaja con restos de sangre, supuestamente de Juan Mena.

El Correcostas  fue entonces detenido, así como sus dos supuestos compinches, Manuel R.P., conocido con el apodo de Ursulus, y Manuel N.M., El Varilla. Los tres, como la Guardia Civil barajó desde el principio, al haberse dado a la fuga tras el apuñalamiento  en moto, vecinos de Conil. Y los tres, pese a contar con tan sólo 19 años de edad,  con “un amplio historial de infracciones y otros antecedentes”, según informaron  desde la Comandancia  de  la Guardia Civil de Cádiz.

El cerco se había ido estrechando sobre ellos en el transcurso de la maratoniana jornada del domingo en la que, tras fallecer Juan, a las 10,30, horas, en el Hospital  de Puerto Real, los agentes desplegaron un gran dispositivo en la localidad para tratar de dar con los autores del robo  con violencia  que terminó con crimen. Una investigación contra el reloj que contó con la colaboración de la Policía Local, del personal del centro de salud en el que se le dispensaron a la víctima los primeros cuidados, antes de trasladarlo a Puerto Real,  y de hosteleros de la zona y vecinos.

Muy pronto, por el testimonio de la joven que estaba con el fallecido y otros testigos,  se apuntó hacia la posible autoría de los tres finalmente arrestados.

Y es que todos ellos son viejos conocidos s no sólo de las Fuerzas de Seguridad sino de los habitantes  de Conil, que saben desde hace años de sus correrías y sus  trapicheos con las drogas.

Juan C.M.,  hijo de una familia trabajadora, considerado autor material del crimen, según ha podido  saber este diario,  cuenta en su ‘currículum’ con  44 infracciones (por consumo y tenencia de drogas y contra la seguridad vial), y con tres faltas por lesiones. Ésta ha sido la primera vez que ha sido detenido El Correcostas, llamado así porque a veces se echaba  a la mar  en algún barco de Conil.  

A la zaga le sigue Manuel N.M., conocido por el apodo de su abuelo, El Varilla, domiciliado en la calle  Bahía de Cádiz e hijo de un arquitecto del Ayuntamiento conileño en excedencia.  

En su ficha  figuran infracciones y dos detenciones (una, a los 18 años, con el carné casi recién sacado, por conducir habiendo agotado ya todos los puntos) más  una imputación.

El trío  se cierra con Ursulus,  vecino de la calle Vendimiadores.  49 diligencias, 11 infracciones, y tres detenciones anteriores,  por robo con fuerza en las cosas, robo con violencia e intimidación y tráfico de drogas engrosan su historial.

Tras ser arrestados, dos fueron conducidos al puesto de Conil, y el tercero quedó recluido en los calabozos del cuartel de Chiclana. Hoy, serán puestos a disposición judicial,  por su implicación  en el robo con violencia y homicidio del que ha sido víctima Juan Mena, un joven de Madrid que cada vez que tenía  vacaciones, como esta recién terminada Semana Santa, bajaba desde Madrid hasta Conil.

La fatídica noche del sábado  quedó con su amiga Alma,  natural de San Fernando, para asistir al habitual cante en la peña El Poveda, que lleva un joven isleño.

A las cuatro de la madrugada, fueron con más amigos a la discoteca Ícaro, y al cerrar las puertas, se encaminó a la calle Chiclana con su amiga para acabar la noche charlando en el banco de la calle Chiclana junto al que moriría dejando un gran reguero de sangre camino del cercano ambulatorio de la localidad que ayer seguía visible,  mudo testigo de la tragedia que ha conmocionado a Conil.

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