Provincia de Cádiz

1 marco, 21,90 pesetas

  • Diario de Cádiz publicó en 1974 un amplio reportaje en 10 entregas sobre los emigrantes en Alemania

Una de las entregas del reportaje, la del 11 de abril de 1974.

Una de las entregas del reportaje, la del 11 de abril de 1974. / julio gonzález

"Todo sea por los chicos". Victoriano, con sus huesos de cincuenta y tantos años dolidos por quince horas de trabajo en la construcción, toma fuerzas al pensar que su hijo mayor ya está haciendo COU y que su mujer le cuenta que el cuarto de aseo, rematado del todo, le ha salido por 40.000 pesetas. Este hombre ha comprado casa y tierras. En su maleta guarda los recibos de los giros que ha enviado a casa: 300.000 pesetas.

Victoriano es uno de los españoles con los que habló el periodista Antonio Ramos Espejo en los años setenta del siglo pasado durante un viaje a Alemania. El amplio reportaje que salió de aquello, con fotos de Ricardo Martín, lo publicó Diario de Cádiz en diez entregas entre el 5 y el 17 de abril de 1974: Así viven nuestros emigrantes en Alemania.

Se le rinde culto al marco, escribe Ramos Espejo. Un marco equivale entonces a 21,90 pesetas. Un español, explica, gana de media en Alemania de 1.300 a 1.500 marcos menos el 30% de impuestos. A ese salario hay que sumar las horas extraordinarias (de siete a nueve marcos la hora) y también lo que se gana en otros trabajos por las tardes.

El periodista ve obsesión por el ahorro. En una residencia encuentra a cientos de hombres hacinados en los cuartos, en la misma fábrica. ¿Usted no cena?, le pregunta a uno. Pues no. ¿Por qué? Entre que tengo años y que hay que ahorrar...

El ahorro no tiene más que un secreto: no gastar, sacrificarse. Antonio, de Priego, ha comprado casa y tierras y les da buena educación a sus hijos. Está "de lo más puteado", se lamenta al explicar cómo es su vida en Alemania. ¿Cómo ha logrado comprar casa y tierras? El único modo es meterse en la residencia y no salir. Cuando recibo el sueldo, me quedo con lo imprescindible y largo el resto a España para no tener que gastar más de lo preciso.

Un representante sindical relata que una vez hizo una visita de inspección a una fábrica en la que trabajaban 1.200 gallegas, paisanas suyas. Al presentar sus quejas sobre lo que vio al director de la empresa, éste le dijo: pregúnteles a ellas y verá lo contentas que están. Les preguntó y, efectivamente, le dijeron que estaban bien, que cuándo se habían visto ellas con equis pesetas al mes para vivir allí y para enviar a casa. Sin embargo, cobraban los salarios mínimos y en pésimas condiciones laborales.

El periodista comprueba que no hay integración. El emigrante dispone de cines con películas en español, de bares y centros españoles, de publicaciones en español... España tan cercana en el ambiente. Alemania allí mismo y tan distante. El idioma es duro. Y a decir de muchos, ¿para qué aprenderlo? Los intérpretes resuelven los problemas. Hay quien lleva diez años en Alemania y, si no fuera por la cerveza, no se habría enterado todavía de que vive en este país, constata Ramos Espejo.

No hay más remedio que seguir, afirma un emigrante. La propaganda franquista le dice que en su país se vive como en ningún otro. Pero él sabe la verdad. "Si en España encontrase un trabajo por 10.000 pesetas al mes, me iba volando".

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