Provincia de Cádiz

La crisis obliga a buscar segundos trabajos o mejor remunerados

  • Más de 30.000 ocupados de la provincia están apuntados al SAE como demandantes de empleo, un fenómeno creciente ante la incertidumbre económica · La mayoría son mujeres de entre 35 y 44 años

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"Con un sueldo ya no nos llega ni para pagar la hipoteca". Hace sólo un año el endeudamiento pasaba de ser un simple aviso del Banco de España para convertirse en uno de los comentarios domésticos más cotidianos. Los apuros económicos obligaron entonces a ambos cónyuges a salir al mercado de trabajo acuciados por la necesidad de disponer de dos salarios. La ecuación se cuadró durante un tiempo y las familias pudieron mantener su despreocupado ritmo de gastos y consumo.

Pero, como ocurre ahora, lo peor estaba entonces también por llegar: la crisis se reservaba poner la puntilla a las cuentas del hogar y para mantenerlas ya no es ni siquiera suficiente con dos ingresos, especialmente en una provincia como Cádiz donde el salario medio no llega a los 15.000 euros, uno de los más bajos del país, según la Agencia Tributaria.

La consecuencia de esta nueva desestabilización de las economías domésticas ha sido un fuerte incremento de trabajadores que se inscriben en el SAE en busca de un segundo empleo o de otro de mejor calidad o mayor remuneración. Son esos "otros" demandantes que, aunque no se encuentran parados, necesitan de un extra para llegar a fin de mes. Al término de septiembre, la Delegación Provincial tenía sobre la mesa 179.580 solicitudes de trabajo y de ellas 30.868 correspondían a personas que en ese momento tenían ya una ocupación. Esto significa que uno de cada cinco gaditanos dados de alta en el SAE está empleado pero busca otro puesto bien porque no está satisfecho con el actual o bien porque necesita una segunda actividad para aumentar sus ingresos.

Es el -también común- "a ver si me sale algo mejor..." que en Cádiz, por el alto grado de precariedad laboral, ha sido tradicionalmente más abundante que en otras provincias. Sin embargo, doce meses de recesión económica han agudizado las dificultades de aquellos ocupados con peores salarios y han provocado que en sólo un año 4.089 nuevos trabajadores recurran al SAE con el objetivo de prosperar económica o profesionalmente. Es un 15,2% más que en septiembre del año pasado, cuando había 27.000 y la crisis era todavía un embrión indefinido y de consecuencias imprevisibles.

Al igual que ocurre con la población parada, las mujeres también predominan en este colectivo. Ellas representan el 53,8%, la mayoría de entre 35 y 44 años, probablemente porque, junto a los jóvenes, son los colectivos que soportan más contratos temporales y peores salarios, de ahí que tengan más urgencia de mejora.

Sin embargo, la crisis ha trastocado de tal forma el mundo laboral que la mayoría de nuevos "insatisfechos" en su trabajo son hombres. Seis de cada diez nuevas altas registradas en el último año en el SAE son de varones. Esta tendencia refleja la inquietud instalada en gremios como los vinculados al sector de la construcción y el empeoramiento tanto de la capacidad adquisitiva como del nivel de endeudamiento como consecuencia de la cadena de los últimos sucesos económicos negativos: inflación, Euríbor, petróleo, restricciones en la financiación bancaria...

Pero ninguno de estos factores tiene un poder tan opresivo, y depresivo, en los hogares como la caída del mercado laboral. Según coinciden todos los analistas y teme el Gobierno, el impacto del desempleo en la economía doméstica es entre tres y cuatro veces mayor que cualquiera de los factores anteriores. Una familia puede tener dificultades para llegar a final de mes, puede apretarse el cinturón con menores gastos, incluso vender la casa para irse de alquiler si se ve asfixiada por la hipoteca... pero el desempleo es fatal porque al problema económico real que provoca en una casa, se une un perjuicio psicológico, incluso peor, si la situación de desocupación se alarga.

El temor a perder el trabajo es, en consecuencia, mucho mayor al de verse arrastrado por el resto de adversidades, de ahí que la primera reacción sea ponerse en guardia y buscar alternativas que aseguren la estabilidad profesional. Esta necesidad ha generado un incremento de trabajo en las oficinas de Empleo, de ahí que tanto el SAE como el Gobierno central, a través del Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE), hayan anunciado la contratación de personal de refuerzo. El SAE ha incorporado a 66 nuevos asesores laborales y el Servicio Estatal a otros 52 en los tres últimos meses. Además, algunas de las oficinas con más actividad prevén empezar a abrir por la tarde para atender este incremento de demanda.

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