Provincia de Cádiz

"No daba ni un solo paso sin haberlo hablado antes con don Severo Ochoa"

  • El científico Santiago Grisolía (Valencia, 1923) reconoce que le habría gustado llegar a ser capaz de entender el funcionamiento de la enzima a nivel molecular y poder llegar a construirla por completo

Don Severo Ochoa. No hay un Severo Ochoa sin un don. Fue su discípulo, alumno y amigo. "Quería mucho a mi mujer y a mis hijos", cuenta orgulloso Santiago Grisolía, con más de 400 trabajos científicos y alrededor de 30 artículos divulgativos a sus espaldas. Se considera una persona curiosa y muy trabajadora y con pocas ganas de tirar la toalla.

-¿Cómo se definiría a sí mismo? ¿Cómo investigador en bioquímica, discípulo de Severo Ochoa o premio Príncipe Asturias?

-(no cabe pausa) Como discípulo de don Severo. Tuve mucho contacto con don Severo, contacto no sólo científico. Todos sus diplomas, medallas, libros, notas, correspondencia... los donó a Valencia. La calle donde vivo tiene el nombre de don Severo. Fue siempre muy amable conmigo y me guió todos mis pasos y no daba ni uno sólo sin hablar con él primero.

-¿Qué tamaño adquiere una persona al lado de don Severo?

-Era une persona muy amable y educada y tenía una inteligencia fantástica. Todo esto hacía muy fácil estar a su lado.

-¿Cuál ha sido el hito más importante de su carrera?.

-(pausa) Seguramente encontrar el mecanismo por el cual se formaban los pasos iniciales de la síntesis de urea, incluyendo el conocimiento de un factor que usted y yo y todos los que comemos carne tenemos en nuestro hígado.

-¿A que edad empieza a sentirse científico?

- Yo quería ser marino de guerra, me gustaba la mar. Durante la Guerra Civil pasé algún tiempo trabajando en hospitales incluso sin ser aún médico. Fue una forma de emplear mi tiempo. Mi madre, que era muy lista, me dijo: ¿Porqué no te haces médico y luego te embarcas como médico de la Marina? Me convenció.

-¿Esa parte de marino quedó ahí frustrada?

-Para nada. Empecé Medicina y luego tuve la suerte de conocer con 18 ó 19 años a Jesús García Blanco que empezó a darme un sitio en su laboratorio. Allí empecé a trabajar mientras estudiaba Medicina. Me llevaba casi todo el día metido en el laboratorio. Él era muy amigo, o mejor dicho amigo, de don Severo y me contaba mucho sobre él. Tanto que despertó una gran admiración en él. Cuando me dieron una beca para irme a los Estados Unidos, me fui a buscar a don Severo y le pedí que me tomara.

-¿Y la decepción de su carrera?

-La ciencia no avanza más rápida porque los científicos vivimos muchos años. Me molesta que muchas de las ideas que tuve de joven no se hayan hecho realidad. Muchas me siguen pareciendo posibles pero no han cogido fuerza suficiente.

-¿Qué no ha descubierto que le habría gustado descubrir?

-Entender de verdad cómo funciona la enzima a nivel molecular y poder llegar a construirla.

-¿Le gustaría que alguien le prolongara la vida para poder descubrir todo aquello que quedó pendiente?

-Nadie sabe lo que vale un minuto de vida. Claro que me gustaría vivir cuanto más mejor siempre que pueda hacerlo de manera decente. Pero para mí la ciencia ya ha acabado.

-¿Cuál será el hallazgo biomédico más importante del siglo XXI?

-Sería fundamental llegar a controlar las metástasis. Me refiero al absoluto control porque si las controlas ya no hay problema.

-¿De qué manera se conseguiría una herramienta más efectiva contra las enfermedades degenerativas, con la terapia celular o con las células madre?

-Tenía una gran esperanza puesta en la terapia celular pero llevamos al menos 20 años sin tener resultados y lo mismo está pasando con las células madre. Estoy seguro de que ambas áreas serán exitosas pero no tan inmediatamente como la gente piensa. Tendrán que pasar todavía 4 ó 5 años.

-¿Cuáles deben ser las características de un buen investigador?

-Un buen investigador debe ser muy curioso y tener una gran capacidad de trabajo.

-¿Qué carencias y puntos fuertes tiene la investigación española?

-Lo españoles siempre queremos ser cabeza de ratón en vez de cola de león.

-¿Toda su vida lo fue?

-Sigo siendo. Don Severo me contaba que de joven había inventado una máquina universal de trabajo que naturalmente es imposible pero creo que de niños todos hemos inventado máquinas de ese tipo.

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