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"Nos queda la escenografía"

  • Manuel Bustos traslada a Cádiz a su máximo esplendor desde los fenicios, hace 300 años, con la llegada de la Casa de Contratación

  • "Fue más determinante que la Constitución del Doce"

"Nos queda la escenografía"

"Nos queda la escenografía"

Hace cinco años Cádiz entregó a un número, el Doce, la cábala milagrosa. Doce era sinónimo de doscientos años, del advenimiento de una rudimentaria democracia, un cambio de tiempo que, en realidad, no fue. La cábala era, fue, un espejismo. Aquí se juntaron hombres de todas partes del país, y el país incluía su ya frágil imperio trasatlántico, para redactar un texto que sería tan fundacional como inaplicable. Duró poco tiempo y Cádiz vivió a espaldas de ello. Manuel Bustos, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz, uno de los máximos conocedores de la ciudad en sus dos siglos cruciales, el XVIII y el XIX, advirtió entonces que si entonces hubiera habido un referéndum ni una pequeña parte de la población de Cádiz lo hubiera aprobado.

Bustos fue el protagonista ayer del foro de debate que Cajasol, Grupo Joly y el Casino Gaditano periódicamente realizan en la Casa Pemán. Porque él quería hablar de otro número, que no se escribe con mayúsculas como el Doce. El 17. Y, sin embargo, como él recordó, el 17, 1717, es una fecha mucho más clave para Cádiz, sin menospreciar ninguna conmemoración, que el Doce. Ocurrió casi un siglo antes. El Borbón, el primer Borbón que reinó en España, Felipe V, decidió trasladar la Casa de Contratación y, quizá más importante, el Consulado de Indias, desde Sevilla a Cádiz. Aquello significaba trasladar el eje de la globalización de la época a un Cádiz que multiplicaría su población, que transformaría su urbanismo, que se convertiría en epicentro de la cultura... Bustos habló ayer de la conmemoración del Tricentenario, que durante décadas hizo de Cádiz ciudad abierta y esplendorosa, poblada de extranjeros y de negocios, motor de toda la Bahía, de la Armada en San Fernando a las bodegas de Jerez o a las zonas de ocio y cultivo de Chiclana. Buena parte de lo que somos viene de ahí. La Cádiz de la que aún hoy, en cierto modo vive Cádiz, mucho más que de la Constitución que lleva su nombre. Cádiz como puerta del nuevo mundo, el momento de mayor gloria desde los fenicios. Cádiz unida a la palabra comercio. El Cádiz que pasó en treinta años de tener 54.000 habitantes a más de 74.000, calibrando las cifras en las dimensiones de la época. El Cádiz en el que invertían como brokers de la actualidad Catalina la Grande, Voltaire o Jorge Juan.

Todo ello fue desglosado por Bustos en su conferencia para intentar trasladar a los numerosos asistentes la importancia de esa decisión administrativa, cantada por otro lado por el vigor que estaba tomando el puerto gaditano frente al puerto de río sevillano, del mismo modo que Amberes se difuminó frente a Amsterdam o Manchester o lo hizo frente a Liverpool. El signo de los tiempos, el signo de la modernidad. Y entonces Cádiz era lo más moderno y lo más in del orbe. ¿Qué quedó de todo aquello?, le preguntaron durante el posterior coloquio. Con un tono melancólico, Bustos contestó: "Nos queda la escenografía". Y no es poco. Porque Bustos reivindicó todo ese legado como un bien que Cádiz no termina de explotar. Toda la singularidad de lo que es Cádiz, ciudad, todo ese entramado urbano que maravilla a los visitantes que se adentran en ella, viene de esa época. Cádiz, en cierto modo, está celebrando su refundación.

¿Y por qué? ¿Cuál fue la causa de que el Rey tomara semejante decisión, enfrentando a dos ciudades a unos niveles que pocas veces se ha conocido? Volvemos a situarnos en la época. Nos encontramos con un rey tan francés, sustituo de los Austrias, que de hecho no sabe al llegar ni una palabfra de castellano. Pero sí sabe una cosa, que, para sus propios intereses, es necesaria una administración fuerte y no reinos de Taifas. Aboga por una administración centralizada y potente. "Felipe V se crió en Versalles donde aprende de Luis XIV y de su valido Colbert, un gran gestor, los beneficios económicos de la monarquía centralizada. El sistema español de fueros y reinos es costoso. España ha perdido territorio en Flandes y en Italia y decide reorientar la política exterior y eleva América al primer plano".

Esta decisión, una decisión práctica que le están marcando los propios comerciantes, es fundamental para Cádiz. Encuentra en la Bahía de Cádiz un campo abonado para crear una gran industria naval en tiempos que la propia industria naval ya construye barcos de 500 toneladas. Sevilla pelea su base e incluso se afana en un dragado del río. Pero los ríos ya no son los elementos protectores de antes cuando pueden ser protegidos por modernas armadas, que son el embrión de la tradición militar de la Isla de León, tanto tiempo unida y una misma cosa que Cádiz.

El catedrático de la UCA ofreció ayer muchos más detalles y motivos de esta toma de decisión, pero lo que es seguro, es que fue una decisión lógica para la época, que no obedeció a capricho alguno, no por la sagacidad del rey, "ya que los borboners no fueron reyes sagaces y se conocía de los grandes problemas mentales que tuvieron muchos de ellos", sino por la elección de sus consejeros.

En este apartado aparece una figura crucial y que Bustos considera que no está suficientemente reconocida más allá de la calle que lleva su nombre. Se trata de José Patiño Rosales, nacido en Milán, artífice de todo lo que sucedió en Cádiz y de todo lo que sucedería después. En 1723 escribió "las condiciones de la Bahía no tienen parangón en Europa".

Cádiz fue un lugar central en la geopolítica del siglo XVIII. Eso significa el Tricentenario. Las mantas de Grazalema salieron de Cádiz con destino a los rebeldes que forjarían la revuelta contra los británicos y de donde nacerían los Estados Unidos de América. Silleteros, panaderos y pasteleros franceses se instalaron aquí. Se creó en San Fernando la intendencia de Marina y la escuela de guardiamarinas. "Ningún ayuntamiento daría abasto para conmemorar todo lo que significa 1717 en la historia de Cádiz y, sin embargo, muy pocos gaditanos, ni siquiera entre mis alumnos, tienen conciencia del significado de esta celebración", se lamentó Bustos.

Aquello escoció muchísimo a Sevilla, que vio perder valiosos hombres que se trasladaron al sur. Y los capitales. Cádiz era el Manhattan de entonces. De aquello hablamos cuando hablamos del antiguo esplendor.

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