sector naval

El temido sonido de los pájaros

  • Contratar ya algún tipo de barco para Navantia Puerto Real es la única solución para evitar que a partir del verano baje el nivel de ocupación de la industria auxiliar

A comienzos de 2015, la plantilla del astillero de Navantia en Puerto Real llevaba ya mucho tiempo sin faena. Tras la reja que separa la factoría de la carretera auxiliar (paralela a la autovía que lleva al puente Carranza), lo más que podía divisarse eran enormes explanadas de tierra vacía. De vez en cuando, algún operario en bicicleta, recurso utilizado durante décadas para desplazarse de un sitio a otro del astillero. Y talleres cerrados. "Cuando llegué, el único sonido que había en los talleres era el de los pájaros". Lo dijo este martes el presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez. Él lo sabe bien porque, antes de ser el mandatario de la empresa pública, paseó mucho por los talleres de varias factorías del grupo público. Llegó desde abajo y conoce a la perfección ese sonido, la ausencia de faena. El hoy presidente, de hecho, fue uno de los responsables de la negociación exitosa que culminó con el acuerdo para la construcción de los cuatro petroleros Suezmax. Esa operación tuvo complicaciones desde sus inicios. No en vano se trataba de estrechar la mano a quien hasta entonces (y aún ahora) era su máximo competidor en la construcción civil, el astillero coreano de Daewoo. "Allí hacen petroleros como churros, por eso el acero les sale diez veces más barato que a nosotros", decían entonces por los pasillos de la compañía. Y se hizo.

Hoy, lejos de que los contratiempos surgieran con los coreanos (la relación ha sido excelente), el problema parece estar en la conveniencia o no de seguir construyendo petroleros en Puerto Real. En la empresa pública y en la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), no están por la labor de volver a contratar un quinto petrolero a 'precios de crisis', que es como dentro de Navantia denominan al acuerdo suscrito para las cuatro unidades que se están construyendo. No lo descartan por completo, pero siempre que el precio sea acorde a la situación actual. Es decir, que paguen más de lo que pretenden (ahora mismo, la diferencia ronda los 10 millones de euros por cada nuevo barco). Sencillamente, ni Navantia ni Sepi ven la apuesta por un producto que no deja rentabilidad en la compañía. Prefieren explorar otras vías. Lo dijo la presidenta de la Sociedad Estatal, Pilar Platero: "Navantia estudiará las ofertas interesantes, pero tiene que ser una buena oferta".

Pero, claro, no hay que olvidar que el empleo que generan los astilleros no depende de una mejor o peor cualificación o de la decisión de un empresario. Depende, en un altísimo porcentaje, de una decisión política. Así ha sido durante décadas. Si dicen que no a más petroleros, habrá que buscar barcos en otros mercados. Pero el tiempo juega en contra.

La Sepi tiene en su manga el as del nuevo plan industrial, que abraza de lleno los contratos que pueda generar Defensa. Pero esto supone tiempo, el que parece no tener la industria auxiliar naval. Desde el comité de empresa han advertido: si no hay quinto petrolero, en verano serán despedidos 3.000 empleados de industria auxiliar. El martes, la presidenta de la Sepi, Pilar Platero, se mostraba sorprendida por haber conocido ese día (así lo dijo) que entraban en el astillero de Puerto Real más de 3.000 personas diariamente a trabajar en el petrolero. Si en verano acaba la actividad en los talleres, el comité ya ha anunciado que no están dispuestos a mantener la paz social. No es lo mismo plantear movilizaciones con apenas 500 empleados de plantilla con 58 años de media, que hacerlo con 3.000 jóvenes de contratas detrás.

Pero en Navantia tienen muy claro que si la negociación para un quinto petrolero no viaja por los cauces que se pretenden, en la Bahía de Cádiz no faltará el trabajo. Habrá barcos, dicen en la empresa pública. Y aunque dan por hecho de que la presencia de industria auxiliar en la factoría irá bajando gradualmente conforme se entreguen los cuatro petroleros, también están seguros en Navantia de que la actividad no se detendrá. Su garantía es la calidad largamente demostrada tanto con los Suezmax como con Iberdrola. Y así, volviendo a generar riqueza en más de 6.500 familias de toda la Bahía, no volverá el sonido de los pájaros a los talleres.

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