EL ACCESO A LA VIVIENDA

Como las cosas de palacio

  • Sólo uno de cada seis andaluces que han tramitado la renta de emancipación cobra ya los 210 euros de ayuda. El ritmo de pago es peor en otras regiones

Sara Arguijo y Guadalupe Carmona fueron de las primeras en solicitar la Renta Básica de Emancipación en Córdoba. El pasado 8 de enero se presentaron en la ventanilla de la Delegación Provincial de Obras Públicas y Transportes con una carpeta llena de fotocopias. Creían que no faltaba nada, que tenían todo controlado: contrato de alquiler, nóminas y recibos de pago. Confiaban en esta ayuda para aliviar una economía que se sobrelleva, en tiempos de crisis, con un sueldo que roza los mil euros mensuales. Seis meses después, ni rastro de los 210 euros.

Cuando el Gobierno puso en marcha esta medida para fomentar el acceso a la vivienda de los jóvenes, RdA habló con seis andaluces a los que esta ayuda venía como caída del cielo. Sara y Guadalupe estaban entre ellos. Por entonces, algunos de los protagonistas del reportaje ya habían realizado los trámites pertinentes y otros andaban recabando el papeleo necesario. A día de hoy, ninguno de los consultados ha recibido en su banco el pago. Que no desesperen. La ayuda llega pero se hace de rogar. Y además, el pago se realizará con carácter retroactivo, es decir, se cuenta desde el momento en que se aprueba la solicitud.

De hecho, a fecha de 30 de mayo, Andalucía, con 13.872 instancias presentadas en las distintas delegaciones provinciales, es la comunidad autónoma que más pagos ha realizado. Un total de 2.224. Es decir, sólo el 16 por ciento de los andaluces que han tramitado la ayuda disfrutan de una medida anunciada a bombo y platillo por el Gobierno. O lo que es lo mismo, sólo uno de cada seis andaluces que pidió la subvención tiene sus 210 euros en cuenta.

 “Aparentemente todos los documentos están en regla”. Ésa fue la primera respuesta que Sara y Guadalupe obtuvieron por parte del funcionario que registraba las solicitudes. “Nos dijeron que a los dos meses obtendríamos una contestación y al no tener noticias, llamamos a las diez semanas y nos enteramos que faltaba el papel de la vida laboral”, recuerda. A partir de aquí, un rosario de llamadas, de idas y venidas a la ventanilla de la Administración y de cambios de última hora de la cuenta bancaria. “Y menos mal que siempre nos atendía un funcionario buena gente”, añade entre risas Guadalupe, titular del contrato de alquiler. Por fin, recibieron una carta del Estado con la que debían personarse en su banco e informar de la subvención a la que tienen derecho. “En el BBVA no tenían ni idea del tema. Y encima, todo esto ha coincidido con las elecciones y el cambio de delegado. Andan bastante perdidos. Fue una medida anunciada sin previsiones y todos los intermediarios andan desbordados”, opina Guadalupe. Fuentes de la Administración admiten que “en los bancos andan despistadillos. Hay que insistir porque desde el Tesoro del Estado se les ha informado de todo el proceso”.

El refranero es sabio para este tipo de situaciones: las cosas de palacio van despacio. Según Sara, “ahora sólo queda esperar a que conteste el Estado. Está claro que cuando toca pagar hay unos plazos. Como a mí, que este año tengo que devolver a Hacienda porque he cambiado de trabajo y me han dado una fecha de tope. Pero cuando se trata de recibir no hay plazo que valga. Se escudan en que la medida tiene carácter retroactivo. Pero yo no le puedo pagar a mi casero con carácter retroactivo”, ironiza.

Juan Pablo López, un ingeniero informático de Sevilla que trabaja en Madrid, se queja también de la lentitud del proceso y de que “los documentos señalados en la página web del Ministerio de Vivienda no son los que exigen en ventanilla después”. Con todo, este joven que se mudó a la capital por razones profesionales disfruta del llamado alquiler protegido, una medida de la Comunidad de Madrid, que también han aplicado otras regiones, por la que se beneficia al propietario a cambio de que éste cobre un alquiler más bajo. Juan Pablo paga poco más de 680 euros por un piso en la zona de Atocha y, además, está a la espera de los 210 euros que “tras mucho papeleo” tiene aprobada “pero no cobrada”. Sin embargo para otros como Samir Acosta “el trámite ha sido sencillo y rápido”. Este colombiano que trabaja en Huelva y comparte el piso con su hermano cree que “a pesar de que es una medida populista se trata de una buena iniciativa que favorece a los sectores de población más desfavorecidos”.

Algunos de los entrevistados dicen conocer a alguien que ha cobrado la ayuda, pero nadie le pone cara. Pedro Kim, un sevillano que solicitó los 210 euros junto a su novia dice que “ha escuchado que un conocido de un conocido ya ha empezado a cobrar”. Pedro, que actualmente disfruta de una beca en Alemania para completar su formación como arquitecto, no desespera y justifica la demora. “Retardamos un poco el proceso porque nos faltaba el documento de la vida laboral”, dice. Entre tanta promesa electoral, Pedro no se aclara. “Nos van a dar también otra ayuda de 400 euros”, comenta optimista en alusión a la reducción de retenciones para todos los contribuyentes prometida por el Gobierno de Zapatero en plena campaña electoral. Hay promesas que tardan en cumplirse.     

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