endocrinología y nutrición

Nuevos frentes contra la obesidad

  • La llegada de terapias farmacológicas innovadoras en el abordaje de la enfermedad amplía las opciones para tratar una patología que alcanza ya a casi un 20% de la sociedad española

La obesidad es una enfermedad y no una alteración estética. Aunque pueda parecer una obviedad, los especialistas creen que si no se reconoce de este modo es difícil poner soluciones eficaces al alcance de todos los pacientes. "La obesidad no se aborda con la misma planificación que otras enfermedades. Y esto hay que cambiarlo porque incrementa el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares y está relacionada con el incremento del riesgo de 11 tipos de cáncer distintos", explica el doctor Florentino Carral, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Puerto Real, en Cádiz. La obesidad es hoy en día la segunda causa de muerte prematura y evitable y alcanza a casi el 20% de la población española, una cifra que se ha duplicado en 25 años.

Desde el punto de vista geográfico, en España existe más incidencia en el noroeste (Galicia y Asturias especialmente) como en el sur, Andalucía y Murcia, tanto en adultos como en niños y adolescentes.

El 82% de las personas que la padecen no se definen como obesos

Entre las personas afectadas, existe una falsa percepción sobre la enfermedad. Según datos publicados este año por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), el 82% de los obesos no reconocen que lo sean y afirman tener un peso normal. "Esto muestra que las personas con obesidad no tienen conciencia de ello y eso dificulta la posibilidad de revertir esta situación. En personas mayores esto es mucho más acusado", explica el doctor Carral.

A la hora de desglosar las vías para abordar este problema, Florentino Carral aclara que "la solución para una persona con mucho sobrepeso u obesidad no es hacer una dieta temporal, su solución es cambiar radicalmente el estilo de vida". El objetivo es realizar cambios radicales en la manera de alimentarse y practicar ejercicio físico. "Cuando estos dos pilares fracasan o se trata de personas con un IMC por encima de 30 podemos empezar a contemplar la utilización de fármacos", explica Carral. Desde hace doce años solo se disponía de una opción farmacoterapéutica para el tratamiento de la obesidad, el orlistat (o tetrahidrolipostatina). Este escenario ha cambiado con la llegada de dos nuevos fármacos. Uno es una combinación de bupropion y naltrexona, comercializado como Mysimba. Es el primer fármaco con acción dual en el tratamiento de la obesidad que actúa directamente sobre el sistema nervioso central. Por un lado, actúa sobre las zonas del cerebro que controlan la ingesta y el balance calórico, y por otro reduce el efecto de la parte del cerebro responsable de la sensación placentera asociada a comer. "Se logra una mayor sensación de saciedad y reduce los mecanismos de recompensa asociados a la comida evitando así los atracones", explica el especialista. "Ambos compuestos presentan una acción sinérgica en los centros del apetito en el cerebro, e inciden en que la persona coma menos", añade. El fármaco se aprobó en Europa el año pasado y ya está disponible en España. Actúa en el sistema nervioso central sobre el control del apetito y la sensación de la saciedad..

El otro producto reseñado por el experto es liraglutide, que estaba disponible en España para el tratamiento de la diabetes. "Se ha comprobado que, en una dosis más alta, inyectado una vez al día, tiene un efecto en la reducción del apetito y un mayor control de la ingesta con beneficios sobre el peso y los niveles de glucosa", indica Florentino Carral. "El inconveniente es que es inyectable, por lo que su administración es más compleja, y resulta mucho más caro", añade.

Para el experto, el hecho de que estos tratamientos no estén financiados por el sistema sanitario supone una barrera importante. "Muchos endocrinólogos creemos que esto provoca una desigualdad importante, una discriminación. No se puede generalizar, pero hay personas con obesidad mórbida que requieren estos tratamientos farmacológicos y deberían poder recibirlos", afirma. "Deberían estar financiados bajo determinadas condiciones que podrían establecerse desde un comité en el hospital, como ocurre con la hormona del crecimiento o los inhibidores del PCSK9. Es una alternativa farmacológica que el sistema debe considerar. Si no consideramos que la obesidad es una enfermedad, no se cambiará esta situación", insiste Carral.

Además de los medicamentos, existen dos opciones quirúrgicas, la cirugía bariátrica y las técnicas endoscópicas, destinadas a reducir la capacidad del estómago.

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