Salud y Bienestar

Nuevos hábitos nutricionales tras una operación de obesidad

  • Considerada una de las epidemias de este siglo, la obesidad mórbida en España tiene 20.000 nuevos casos cada año y es la segunda causa de morbimortalidad · Muchos afectados recurren a la cirugía tras decenas de dietas sin éxito

70%

Catalina Ortega aún baja las escaleras con la sensación de arrastrar la barriga que hasta hace ocho años tenía. Un efecto fantasma de los más de "once kilos de tripa que me quitaron en la operación", comenta. Catalina, conocida como la Cati en el barrio de Rochelambert de Sevilla, pesaba antes de operarse de obesidad mórbida por bypass gástrico 197 kilos, hoy entorno a los 100, "estoy muy contenta con la intervención, volvería a pasar por ella aunque sé que no todos los operados tuvieron el mismo éxito que yo", dice amable y sencilla. La trama de la historia de esta mujer de 44 años ha pasado por una infancia marcada por el buen apetito, las pocas salidas de su casa y las dietas, siempre nuevas dietas "en las que perdía 20 kilos para luego recuperar 40", dice. Y aunque hasta que se operara ha mantenido una actitud alegre con la que se ha ganado el cariño del barrio también explica que ha sido muy tímida debido a su aspecto físico, "hasta hace poco no me he puesto pantalones o he ido a la playa para que no me vieran descubierta". Cati, junto a José Antonio Gea, Francisco Granizo y José Francisco Anguita son la cara más o menos severa de la obesidad mórbida, "una epidemia del siglo XXI", afirma el endocrino Francisco Moreno que dirige la Unidad de Obesidad del Hospital Virgen del Mar de Almería.

El exceso de grasa se mide en función del peso y la talla del individuo, es decir, según el IMC (índice de masa corporal). Un índice saludable se encuentra entre 20 y 25, en el caso del paciente con obesidad supera el 30. Según el jefe de Unidad de Cirugía de la Obesidad del Hospital Virgen del Consuelo de Valencia, Vicente Dolz, "la causas de su aparición se deben a diversos factores genéticos, sociales, o familiares en relación a los hábitos alimentarios. No existen enfermedades que causen directamente obesidad mórbida, en todo caso, hay enfermedades como el hipotiroidismo que causan un exceso de peso". En consecuencia, según estudios, la obesidad aparece como un fenómeno cuyo ascenso empieza en los años 60, debido principalmente a la aparición de nuevos hábitos como alimentos precocinados con alto contenido en grasa y carbohidratos. Y adopta la forma epidemiológica en la década de los 80 por otro factor crucial: el sedentarismo.

Entre los peligros de la obesidad mórbida está que desencadena enfermedades tan diversas como arterioesclerosis, colesterol, gota, cálculos vesiculares, insuficiencia cardiaca... Sobre todo, hipertensión y diabetes, "hasta el 70% de los pacientes obesos las sufren", explica Dolz. La diabetes fue uno de los principales motivos por los que José Francisco Anguita decidió meterse en un quirófano y poner solución a su obesidad. "Pesaba 126 kilos y siempre estaba haciendo dietas, mi familia me animaba en ellas, pero la verdad es que no era muy disciplinado. Entonces mi doctor me comentó que o cambiaba o me convertiría en insulinodependiente", describe Anguita. Este jiennense de 49 años que reside actualmente en Almería se operó con la técnica de la banda gástrica en mayo de 2008. Una técnica según el doctor Moreno "muy beneficiosa porque a diferencia del bypass gástrico y la gastroplastia tubular es reversible y menos agresiva pues no elimina partes del aparato digestivo". La banda provoca sensación de saciedad del apetito y se puede graduar periódicamente en función de de la pérdida de kilos en el afectado. Diez meses después de la intervención, el protagonista José Francisco comenta que tiene "unos buenos niveles de azúcar y de tensión. Además, según mi mujer ronco menos por la noche".

Las consecuencias físicas de la obesidad mórbida pueden incluso poner en riesgo la vida de la personas así, Cati cuenta que "mi médico me dijo que podía quedarme en la mesa de operaciones y no salir viva de la intervención. Pero que por otro lado, si no me operaba con un peso cercano a los 200 kilos no iba a llegar a los 50 años de edad, con lo que de una forma u otra ya estaba en peligro y tenía que elegir".

Dificultades diarias

A las enfermedades asociadas con la obesidad se suman las dificultades del paciente para afrontar su día a día y relacionarse con su entorno. "Estás siempre cansado y entonces tienes pocas ganas de salir, prefieres quedarte en casa. Y esto al final se convierte en el pez que se muerde la cola porque a menos salgas menos actividad haces y más kilos tomas", explica José Antonio Gea que hasta hace tres meses pesaba 184 kilos, "además todos las acciones cotidianas como ducharte o calzarte son más costosas para el afectado de obesidad. Incluso, el sexo". Este joven cocinero de apenas 23 años tiene una memoria para los números muy rigurosa, y así describe como el reciente sábado 31 de enero de 2009 entró en quirófano a las once menos cuarto de la mañana para operarse de obesidad con banda gástrica, "estaba en la habitación hospitalaria a las cinco de la tarde, y el domingo ya de alta conducía el vehículo hacia mi casa". Según José Antonio está teniendo un buen postoperatorio, "hago mi vida normal y aunque sólo puedo alimentarme por líquido hasta que me cicatrice la herida ya noto que tengo menos apetito". Entre los nuevos hábitos que deberá llevar a partir de ahora para perder a razón de "un kilo por semana", según el endocrino Moreno, "estará comer más lento y menos cantidad". En este sentido, Francisco Granizo que cumple en unos días 44 años, y que se operó en marzo del año pasado cuenta que ahora lo que antes comía en cinco minutos lo come en quince, "me he reeducado en este sentido y ha sido más fácil que cuando hacía duras dietas porque la banda gástrica provoca sensación de saciedad". Él ha perdió ya 30 kilos, y con ellos no sólo las patologías asociadas y los problemas de rodilla por exceso de peso, sino también el desánimo y la apatía.

La cirugía de la obesidad mórbida ha avanzado en los últimos años no sólo en técnicas si no también en servicios al paciente, "hace ocho años cuando me operaron no había camas en el hospital para personas obesas y yo no cabía, tenía que poner cojines en los laterales de la cama para no hacerme daño con las barras metálicas. Además cada vez que me tenían que transportar de una cama a otra era una odisea en la que me sentía fatal, como un bicho raro. Hoy gracias a Dios eso ya no ocurre", se alegra Cati. Pese a los avances la cirugía sigue siendo una opción terapéutica en la que antes hay que evaluar muy bien al paciente, como por ejemplo "que no tenga problemas psiquiátricos de ansiedad asociados a la comida", dice Moreno. En cualquier caso, es un paciente complejo que tiene que ser tratado por un cirujano especialista en obesidad. Además Moreno explica que "el tratamiento de la obesidad debe ser multidisciplinar donde la reeducación tenga un papel importante, pues a más educación nutricional menos cirugía".

En este sentido, el doctor explica que la obesidad al igual que el tabaco "se ha convertido en un problema a trabajar desde varios campos sociales y políticos, y no sólo desde el médico". Según el especialista hay que hacer campañas de prevención y regular, entre otras, "las grasas enmascaradas que tomamos en productos industriales y son adictivas". Además apunta que los pacientes con obesidad están expuestos a una ola de dietas "milagro que se publicitan y que acaban siendo un engaño perjudicial para la salud". En España se diagnostican cada año 20.000 nuevos casos de pacientes con obesidad mórbida, y se "espera que para el 2015 este dato triplique debido a la alta incidencia que está teniendo en la adolescencia", lamenta Dolz. La actuación o el trabajo hacia la prevención se justificarían entonces por el hecho de que si actualmente la obesidad mórbida es la segunda causa de morbimortalidad, después de las enfermedades cardiovasculares y por delante del cáncer, ¿qué lugar ocupará en el ranking para el 2015 cuando se triplique el fenómeno? Para el joven en tratamiento, José Antonio, está claro "hay que animar a asociaciones, afectados… para que no se queden en sus casas recluidos, dejándose hundir en la enfermedad, tienen que tomar medidas porque pueden curar".

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