Córdoba

El resplandor que anuncia la vida

  • La hermandad del Resucitado puso ayer el broche a la Semana Santa

Amaneció fría la mañana, pero soleada. La salida de la hermandad del Resucitado no peligraba y cientos de fieles se congregaron a las puertas de Santa Marina para ver salir a un Señor triunfante, vencedor de la vida sobre la muerte y el sufrimiento. La Virgen de la Alegría lo acompañaba detrás con una tímida sonrisa que refleja el significado de la fe y de los creyentes. Porque la Semana Santa no es sólo Pasión y Muerte, sino que la Resurrección de Cristo es la luz y pilar básico de cualquier cristiano.

La mañana de ayer reflejó todos estos elementos. Fue una mañana de optimismo, de caras sonrientes, de pequeños nazarenos repartiendo caramelos entre los niños que acudieron a ver la procesión, de marchas alegres y triunfales para acompañar al Señor Resucitado y a la Virgen de la Alegría en su lucido recorrido por las calles de la ciudad. Los cofrades, cordobeses y turistas aprovecharon la última oportunidad para respirar el incienso, para ver el desfile de nazarenos -con túnica y cubrerrostro blanco y cíngulo azul- y para disfrutar del último cortejo que pasa por la carrera oficial.

Los resplandores de la cruz que porta Jesús indican que de la muerte ha regresado a la vida. La Agrupación Musical de la Paz y Caridad de Estepa (Sevilla) acompaña a los costaleros que pasean al Resucitado ante la atenta mirada de los cientos de fieles que acompañan el cortejo durante todo el recorrido. La imagen de la Virgen de la Alegría -tallada por Juan Martínez Cerrillo- atrae todas las miradas por su calidad artística y belleza. "¡Mira que guapa es la Virgen!", le dice una abuela a su nieta, que le tira besos a la imagen mariana.

La afluencia de fieles ya no es tan masiva y se puede callejear para ver la procesión en varios enclaves. El eje que discurre entre Claudio Marcelo, Tendillas y Cruz Conde es la zona con más concentración de personas. La luminosidad que le otorga el palio de malla casi transparente -cubierto de las petaladas que recibió durante el recorrido- a todo el conjunto es uno de los instantes más bellos de la Semana Santa de Córdoba. Un punto final hasta el año que viene que ha dejado estampas tan bonitas como el paso de la hermandad de la Esperanza por el Bailío -que el año pasado no pudo realizar- o la llegada de todas las cofradías del Viernes Santo a la Catedral. La lluvia, sin embargo, también ha propiciado triste momentos, como la jornada del Miércoles Santo, cuando ninguna de las hermandades previstas pudo hacer estación de penitencia; o el jueves, cuando la Sagrada Cena se vio obligada a dar marcha atrás.

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