La Coronación

Belleza afligida desde la calle Arcos

  • La cofradía de Los Desamparados vuelve a despertar las pasiones del barrio de La Albarizuela

La cancela de la capilla de los Desamparados se abre. Las madres se encargan de avisar a los niños pequeños que, distraídos, se habían puesto a jugar en la calle Arcos arriba y abajo. El olor a azahar pesa y crea el ambiente esencial de un buen Domingo de Ramos. Sorprende ver a muchos presentes que han cambiado la tradicional radio por alertas de Twitter o aplicaciones radiofónicas para estar informados sobre las otras cofradías. Se cruzan algunos comentarios sobre las salidas de La Estrella y El Transporte, que casi comparten horario con la de Los Desamparados.

Y entre el nerviosismo de los más pequeños, dirección al barrio de San Pedro, comienza a abrirse camino la imponente cruz de guía plateada que anuncia la llegada de esta hermandad, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII.

El cortejo de nazarenos blanquinegros ya enfilan Gaspar Fernández cuando los ciriales anuncian la llegada del misterio que recoge el momento de la coronación de Jesús. La imagen del señor, resignado, mirando hacia abajo con las manos atadas, contrasta con el aspecto burlón del romano, el centurión y los dos sanedritas que le ofrecen una caña a modo de bastón real. La banda de cornetas y tambores de la Vera Cruz de Los Palacios anuncia la difícil salida del misterio por el portón de Los Desamparados, trabajo que es aplaudido con fervor por los numerosos asistentes en la calle Arcos.

Una espectacular revirada hace que el misterio ponga camino hacia el barrio de San Pedro. Animados por la música y el buen trabajo del llamador de Tomás Sampalo, los asistentes comienzan a reparar en la aparición de los nazarenos que comienzan a presagiar la llegada de la dolorosa de las mariquillas en su pecho, la mirada caída de María Santísima de la Paz en su Mayor Aflicción, verdadera obra de arte salida de las manos del sevillano José Rivera. No hay un detalle en el palio que no haga gala a la belleza de esta imagen, desde las caídas hasta la cera rizada.

Característico del paso de palio, sobre todas las cosas, son las campanillas colocadas en los candelabros de cola, repiqueteo que se mezcla a la perfección con los sones de la banda de música de Villalba del Alcor. Tal es así, que uno de los momentos más esperados del Domingo de Ramos es sentir a Paz y Aflicción mecida al ritmo de 'Campanilleros', pieza donde estas campanitas tienen un protagonismo especial.

En una Semana Santa de cambios, uno de los reseñables protagonizados por esta hermandad es su desembocadura a la nueva Carrera Oficial a través de las calles Compañía de María y Zaragoza, justo después de ese regusto que deja la corporación por el barrio de San Pedro, donde comienza el recorrido oficial que protagonizan el contraste entre La Coronación y Las Angustias, sabor a Domingo de Ramos.

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