Diario de Pasión

Cristo joven, cortejo joven

  • La Hermandad del Perdón fue auxiliada por un cuerpo de nada menos que 75 monaguillos

Los pies clavados del Cristo del Perdón fotografiados ayer en los primeros metros de la estación de penitencia de su cofradía.

Los pies clavados del Cristo del Perdón fotografiados ayer en los primeros metros de la estación de penitencia de su cofradía. / PASCUAL

Leí hace unos días al jesuita J. M. Olaizola un tweet que venía a decir que "La Pasión es la historia de todos nosotros. Y a veces, como espectadores, no terminamos de comprender que estamos ante el drama de nuestras vidas". Esa reflexión no me dejó de acompañar mientras contemplaba el caminar de la Hermandad del Perdón desde su sede de la Ermita de Guía hacia las calles del viejo Jerez: actualización del Misterio, hecha aquí y ahora, por unos hombres y mujeres vestidos de un azul intencionado, un azul que nos retrotrae, según el espíritu que quisieron los fundadores de esta Corporación hace más de cincuenta años, al azul del mono de un obrero.

Cofradía de corte adusto a la vez que clásico, asentada ya plenamente en el Domingo de Ramos, con toque musical escogido y lleno de exquisitez cofrade, que no renuncia a sus principios fundacionales, puso en las calles de nuestra ciudad un cortejo de unos 180 nazarenos y 75 monaguillos (un guiño al futuro, todo un clásico de esta cofradía). Iban acompañando a la que durante muchos años fue la más joven de las cofradías de Jerez, representaciones de la Hermandad de la Candelaria, en recuerdo a su pasado en la parroquia de Santa Ana, así como la bandera de la Asociación de Fieles de Nuestra Señora del Rosario y el Simpecado de la Divina Pastora de las Almas de San Dionisio. Hubo que esperar para salir por lo inestable del tiempo, pero el viento se llevó las nubes... aunque quedándose él. Fue un tributo a pagar por llevatr a Jerez, de nuevo, el carácter sobrio de esta corporación.

El azul de la túnica se instauró en su día para recordar el de los monos de trabajoLos cofrades colocaron sillas en la salida para personas con movilidad reducida

Detalle muy a reseñar de estos hermanos del Perdón, y que dice mucho de su bonhomía, fue el que tuvieron para la salida, en el Parque anexionado de la Ermita de Guía, donde se colocaron unas sillas para personas con movilidad reducida, estando invitados los residentes del geriátrico de La Torre y Puerto Luz de la vecina ciudad de El Puerto de Santa María

El paso del Cristo del Perdón, esa talla de Cristo joven, casi imberbe, que tallara el recordado Paco Pinto, mostró en la tarde noche de ayer a todo Jerez una fisonomía diferente a la que estábamos acostumbrados a ver: estrenó unos candelabros de guardabrisa en caoba, realizados por el tallista onubense Álvaro Berrocal y con orfebrería del jerezano Alfonso Oñate, a la vez que seis apóstoles en madera de cedro, en las capillas de los respiraderos, tallas Lourdes Hernández, con lo que se da por culminada la talla de este paso de misterio.

Treinta y cuatro costaleros calza este paso a las órdenes, un año más, de Manuel Jesús Tristán, que caminaban a los sones de la banda de cornetas y tambores de la Merced de Huelva, que tocando el 'Requiem' a la salida, dieron nota de sobriedad y calidad musical a este crucificado. Sobresaliente y de sublime gusto fue el exquisito exorno floral, en el que sobresalían los tonos morados.

El paso de palio de la Virgen del Perpetuo Socorro, llevado por treinta almas, inundado de orquídeas blancas y esparraguera, un año más a los sones de la Banda del Castillo de Lebrija, con un repertorio de los más serio a la vez que de lo más clásico, cerraba el paso de esta cofradía que, un año más, dejó muestras en nuestras calles de su buen hacer cristiano y cofrade.

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