Amor y Sacrificio

Humilde y severa penitencia por la vera de Madre de Dios

  • La hermandad salió tras decidir sobre los riesgos de lluvia, mínimos para la tarde y la noche

Un  Lunes Santo más, una Semana Santa, más el cielo manda. Y así viene siendo desde hace unos 10 años. La climatología que se anunciaba para el Lunes Santo se cumplió de tal forma que la mañana dejó el miedo metido en el cuerpo a los cofrades en general y a los del lunes en particular por lo que se podía avecinar.

Desde primera hora de la tarde la hermandad de Amor y Sacrificio empezó a barajar las posibilidades de poder salir a hacer estación de penitencia con ciertas garantías de que la lluvia no hiciera su aparición mientras la cofradía estuviera en la calle.  Ante los pronósticos de una mejoría hasta bien entrada la madrugada del Martes Santo, la hermandad decidió salir, lo que fue agradecido, de forma silente, por los hermanos vestidos con su túnica, y sobre todo en la calle donde aguardaban cientos de personas a poder ver el rostro de Amor y Sacrificio en la tarde del Lunes Santo.

El protocolo de salida de esta cofradía no es nada extraordinario ya que simplemente salen los nazarenos formando un ordenado cortejo que da escolta al único paso con la única devoción que veneran, la de la Dolorosa con la mirada clavada en el ciclo y con la corona de espinas entre sus manos, vestida con su característico manto negro y con el rostrillo blanco que enmarca la cara de esta imagen, unas formas, un estilo invariable  que permanece como un tesoro patrimonial que la hermandad cuida y mima cada Semana Santa para que la corporación siga siendo la inspirada en un contexto de rigor y severidad.

Es el contrapunto estilístico de lo que se ve en Jerez en Semana Santa donde prima el barriquismo de unas formas ricas en armonías y arte, lo que no es óbice para que la devoción a esta imagen crezca y se haga explícita cada Lunes Santo tanto en las largas filas de nazarenos, sólo cubiertos con capuz y portando larga cera, como tras el sencillo paso de madera cargado por fuera, donde se ponen de evidencia promesas, penitencias a cara descubierta sin más.

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