La Redención

Ilusiones truncadas en el Santuario

  • La Redención, guiada por partes meteorológicos que no eran nada halagüeños a media tarde, decidió quedarse en su templo

Si el Miércoles Santo fue un día de tristeza y llanto, el Jueves Santo comenzó de la misma manera. La Hermandad de La Redención, tras sopesar los distintos partes meteorológicos con los que contaba la cofradía, la Unión de Hermandades y los medios de comunicación, decidió no realizar su estación penitencial en lo que iba a ser su segundo año en la Carrera Oficial. La desilusión era patente en el rostro de los hermanos salesianos que no podían disimular las lágrimas. Escenas de profundo dolor se sucedieron cuando el hermano mayor, Domingo del Castillo, en representación de su Junta de Gobierno, ponía en palabras los peores augurios que se venían barajando durante toda la mañana.

Las ilusiones y las ganas con las que la Hermandad afrontaba esta segunda estación penitencial a la Santa Iglesia Catedral se transformaron en amargura y resignación cuando ya se hizo patente que la joven cofradía debía esperar otro año para procesionar. Mientras, cientos de fieles y devotos esperaban con nerviosismo a las puertas del Santuario la decisión final de la Hermandad, que provocó desilusión y lágrimas entre la multitud. Los peores augurios de este Jueves Santo se estaban cumpliendo desgraciadamente y la cofradía se quedaba en casa. El cortejo nazareno, que este año había incrementado su número, realizó en sustitución de la estación penitencial un solemne Vía Crucis en el interior del Santuario de María Auxiliadora. La Junta de Gobierno pidió a los hermanos que participaran también en los oficios que se realizan en el templo, tras los cuales las puertas del Santuario se abrieron para que los fieles y devotos pudieran contemplar al Señor de la Redención, en su paso de misterio, bellamente exornado con claveles rojos y con su nuevo tallado frontal. No era la única novedad de esta cofradía que se disponía a estrenar también seis candelabros y la presidencia de los antiguos alumnos salesianos. Entre lágrimas, hermanos, costaleros y devotos rezaron sus plegarias al Señor de la Redención, en el momento de ser agredido por un guardia judío cuando es conducido ante Anás. La Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo del Amor de El Puerto guardaba sus instrumentos, mientras los más pequeños de la hermandad eran recogidos por sus padres, con sus caritas llenas de desilusión.

La pena también era palpable entre los enfermos del hospital San Juan Grande, que esperaban con impaciencia la visita de la hermandad en uno de los momentos más emotivos de su estación penitencial. La historia de esta joven Hermandad, apenas 24 años de corta pero intensa vida, deberá seguir escribiéndose en próximas Semanas Santas.

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