El Perdón

Medio siglo definiendo estilo

  • La hermandad de la Ermita de Guía da un paso más en sus formas y estilo con la música tras el Cristo escenificando esos nuevos aires

Expectación en la ermita de Guía por ver por segunda vez en la calle a la hermandad, más en concreto al crucificado de la cofradía, después de haberse reunido en Él el símbolo de los cincuenta años de fundación que conmemoró esta pasada Cuaresma con una preciosa procesión extraordinaria.

Aquello apuntó a lo que en la práctica supone un paso más en la definición estilística de la hermandad al escucharse por primera vez las cornetas y tambores tras el Crucificado que creó Pinto. La hermandad decidió esta novedad y se materializó ayer con una banda sevillana, la del Cristo de la Sangre, que también tocó por primera vez en Jerez. No sonó mal, ya se sabe que toda formación que pisa la Campana de Sevilla está en niveles por encima de los aceptables. No obstante, por encima de calidades y estilos musicales, imperó el signo del cambio, uno más, establecido en la cofradía que sigue buscando, más bien culminando, esas nuevas formas que se desea para ella. El esquema de la hermandad no varió en absoluto con dos pasos andando siempre de frente sin más concesiones con el mando de Manuel Tristán como capataz de la hermandad. Si de algo sabe la gente del Perdón es de formar un cortejo disciplinado y recto. Así siguió ayer como lo viene siendo desde los orígenes de la hermandad que se fundó en Santa Ana con un espíritu hasta cierto punto contestatario en los esquemas cofrades de hace medio siglo. El recorrido ha sido largo pero muy intenso con cambios en la búsqueda de una definición que si bien se evidencia en lo externo y en lo artístico, se mantiene intocable en lo más adentro de la corporación.

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